lunes, 24 de julio de 2017

LA DISCRETA ENAMORADA: TALENTO PARA AMAR


Con inteligencia, Santiago Doria adapta el texto de Lope de Vega  
y habilita al espectador a degustarlo, cuatro siglos  más tarde.

Alguna entrañable razón anida la elección de actualizar una obra del Siglo de Oro español, sostenida en una comedia de enredos escrita en el 1600. A priori, impacta el casting de la obra, con muy lucidas y parejas actuaciones, que mantienen la gracia y la intriga de principio a fin sobre diálogos en verso, francamente impecables.
Su director, Santiago Doria, es inteligente, prolijo y eficaz a la hora de adaptar textos que requieren una impronta que habilita al espectador a degustarlos, en este caso cuatro siglos más tarde. Lo logra en una puesta que combina equilibradamente prosa, humor y frescura.
Este elenco viene a contarnos que la joven Fenisa (Ana Yovino) debe contraer nupcias con el capitán retirado y entrado en años, Bernardo (Gabriel Virtuoso). Aun cuando su madre (Belisa) creyóse que había posado su mirada en ella y renuncie a su deseo ardiente por el bien de su hija. Una actuación por parte de la actriz (Irene Almus) superlativa, desde que expone los mejores ingredientes de la poética del autor, Félix Lope de Vega, que arroja sus personajes a finales del siglo XVI, en la calle madrileña Los Jardines. 
La juventud tiene la fuerza de una estampida de caballos…
Fenisa  ha mirado de manera profunda a Lucindo (Mariano Mazzei), el hijo del capitán, y se las ingenia para que la encuentre y repare en sus dotes. Prontamente, Cupido se instala entre ellos. A partir de aquí se desata la trama de picardías, malentendidos, engaños y graciosas sustituciones propias del género. Alrededor de estos personajes giran otros roles: Gerarda (Monica D´Agostino), enamorada de Lucindo, Doristeo (Francisco Pesqueira), embelesado por la primera, y Hernando (Pablo Di Felice), fiel servidor de Lucindo, que corta tela para el encuentro entre los enamorados; personaje además, de gran complicidad con el público porque posee la libertad de producir parlamentos aparte y compartir pensamientos y estados con la platea.


Fernando Lendoiro

Vuelvo a las actuaciones, tan acertadas en el seguimiento de la prosa como en su máxima expresión: los versos salen de sus bocas recalando primero, por la totalidad de sus cuerpos gestuales. Brotan de ellos la melodía. Comparten versos entre cuatro y hasta entre siete personajes, operaciones que indican una magnífica labor de dirección de actores, de gran ritmo escénico. La espectacularidad del elenco brilla sobre una escenografía despojada, que se reduce a dos bancos de madera que, alternativamente y en  distinta posición, se convierten  en balcones o asientos de época. Este detalle -lo mínimo- permite involucrarnos aún más en el texto y librar la fantasía, con el aporte de la iluminación (Leandra Rodríguez), que logra los amaneceres inciertos y las noches de insomnio que inspiraron al  autor.
Como en toda comedia de enredos y marañas, hay justicia poética donde los personajes principales alcanzan su cometido y el resto celebra o se contenta con amores que compensan carencias. Después de todo, lo importante es paliar la soledad. 
La música no es un ingrediente menor en esta  puesta. El aire de zarzuela (Gaby Goldman) pone salero y suspenso en el final de las escenas, envolviendo el estado de los protagonistas que en varios momentos, también cantan. Mientras que el vestuario (Susana Zilbervarg), ciertos peinados y sombreros dan crédito a la historia.   
Enfáticamente, Lope pone de relieve la astucia femenina en la resolución de conflictos que tradicionalmente, se zanjaban con la intervención masculina. Muy por el contrario, alegre, segura y dispuesta a burlar controles sociales, la dama teje situaciones y se sale con la suya en la concreción de un amor a primera vista, que la salvará de solitarios días.
Doria consigue acercarnos una perla del Siglo de Oro español, en una versión que no la altera y a la vez, capaz de emocionarnos. Vuelve a la historia del teatro y sabe muy bien cómo hacerlo. ⧫

Opinión: muy buena
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LA DISCRETA ENAMORADA
Autoría: Félix Lope de Vega
Elenco: Irene Almus• Monica D´Agostino• Pablo Di Felice• Mariano Mazzei• Francisco Pesqueira• Gabriel Virtuoso• Ana Yovino
Vestuario: Susana Zilbervarg
Realización de vestuario: Stella Giorgio/ sombreros: Traipi
Iluminación: Leandra Rodríguez
Asistencia de iluminación: Sofía Montecchiari
Música original: Gaby Goldman
Fotografía: Fernando Lendoiro
Producción ejecutiva: Rosalía Celentano
Prensa: Haydée Marocchi
Asistencia de dirección: Gastón Ares• Jazmín Ríos
Adaptación y dirección: Santiago Doria

Viernes y sábados, 20 h
Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543)