sábado, 9 de septiembre de 2017

BABEL TEATRO: LOS SONIDOS DEL HEROICO BEETHOVEN

La Compañía Babel Teatro, conocida por sus trabajos en la titiritesca -muchos de estos vinculados al universo Mozartiano, como La Flauta Mágica, Bastián y Bastiana- homenajea esta vez al compositor en el 190º aniversario de su muerte, con un obra para los más pequeños.

Adentrarse en las páginas de una vida tan apasionada como tormentosa no es tarea sencilla, pero el Grupo apela al formato de un teatro intimista, con títeres en miniatura que invitan a conocerlo. La casa de la niñez ubicada en Bonn, es el retablo para nuestro personaje, que aparece recorriendo las dos plantas de la vivienda, desde sus primeros pasos. El diseño y realización de las figuras, la escenografía y el vestuario son de cuento y portan el nombre de Pasha Kyslychko. Ludwig corre, entra y sale de su recámara, se trepa sobre los techos y vuelve a su cuna, donde lo mece su madre. Frente a la apariencia rígida del muñeco, su titiritera Gabriela Marges –a su vez, autora y directora de este material– le insufla constante movimiento, haciendo de su criatura un personaje inquieto y seductor.
Una vuelta de rosca interesante en la puesta es la interacción de la actriz Marcela De Grande, que presenta la historia y, al mismo tiempo, juega algunos roles, como el de la maestra del niño en cuestiones del clavecín. Hay presión familiar sobre el peque para que alcance la categoría (al igual que Wolfgang Amadeus) de prodigio musical, y aunque se resiste a aprender, las teclas tomarán muchas horas de su día. Acabará amándolas. 
El diálogo entre la actriz y el títere es ameno y pleno del absurdo, y los chicos se divierten. Paralelamente, hay un articulación de objetos por fuera del retablo que ayudan a entrelazar el relato: un diminuto pianoforte –tocado por la actriz– para estimular la clase de un Beethoven interpretando su propio instrumento; una suerte de vuvuzela que llama al joven y advierte a la platea sobre la creciente sordera que lo aqueja; una taza de porcelana para un té compartido. Con acento mitad alemán, mitad francés, ella irá hilvanando momentos y etapas de la biografía del compositor. Mechará bromas sobre sus romances y el mal carácter que lo caracterizaba, en un tono despojado de todo dramatismo. 
Mientras tanto, en la casa-retablo acontece la manipulación, precisa y ágil, de Marges sobre todas las figuras, y una iluminación fantástica en la recreación de la noche, la nieve en el largo invierno y la explosión de la primavera, con el aporte de un eficaz video mapping (Esteban Fernández).


En este material, Babel Teatro se sumerge en una técnica del siglo XVI, aunque su origen es aún anterior: vertep. El títere es movido desde abajo y se desplaza sobre rieles ocultos en el piso del retablo. No vemos a su manipuladora, sólo se advierten unas minúsculas varillas que lo sostienen. Claramente, un recurso más que propicio para generar una personalidad enérgica y, a la vez, misteriosa. La proyección de ciertas sombras aporta en la proliferación de personajes músicos, los de su Orquesta. Inicialmente, Ludwig compone una música fresca, pero cuando lo atrapa la enfermedad se vuelve épica y envolvente, tanto que se expande e inunda la platea a todo volumen... La selección musical es vital en el relato y se apoya sobre sonatas y sinfonías. De su sordera, la puesta sólo deja ver el deseo de Ludovicus de estar solo y en silencio, para que estallen todos los sonidos que viven con fuerza en el cuerpo del músico. 
Hay momentos de mucha poesía, como cuando la titiritera deja ver sus manos desnudas con fondo musical de piano, en una clara figura retórica (sinécdoque) para transmitir el genio del autor. O cuando los amigos de la niñez se acercan a la casa a jugar y simplemente, se hamacan. El público puede espiarlos desde las minúsculas ventanas en una imagen muy lograda.
El final evoca la grandeza de Beethoven por sobre la debilidad, el esfuerzo de superación por sobre la renuncia. La platea de 3 a 5 años lo sigue con toda atención y entusiasmo. Algunos incluso, se relajan y entrecierran los párpados para escuchar “El himno a la alegría” y luego vuelven a la historia. Al terminar la función, no pueden evitar –junto a sus padres– acercarse a los pequeños títeres para que les susurren sus secretos. ⧫

Opinión: muy buena
Beethoven
Libro, manipulación y dirección: Gabriela Marges
Actriz: Marcela De Grande
Diseño y realización de títeres, escenografía y vestuario: Pasha Kyslychko
Diseño de iluminación: Pasha Kyslychko
Video mapping y sonido: Esteban Fernández
Selección musical: Gabriela Marges
Fotografía: Valeria Sigal
Asistente de dirección: Francisco Nani Antoniassi
Prensa: Natalia Pace  

OCTUBRE: DOMINGO 29, 17 H
Espacio Cultural Julián Centeya (Av. San Juan 3255)