viernes, 11 de octubre de 2019

EN UNA PALABRA

HOSTERÍA BENINGER

Marcelo Katz y Martín Joab imaginaron este relato en un bosque patagónico, rodeado de montañas. Allí está la hostería. Isidro y Minú, los dueños excéntricos y por añadidura, hermanos; Simón, un conserje obsesivo y con acento extranjero; Pitman, un mayordomo fiel y mudo; Lucas, personaje atemporal y misterioso, y un pianista omnipresente reciben a los huéspedes. Claramente, se les anuncia una reducción de gastos y durante su estadía, se apela a ahorros de energía eléctrica, una cocina simple y shows austeros. La gran Beninger ya no ostenta el brillo que la caracterizó dos décadas atrás. Luce envejecida. 
Sólo siete actores con máscaras, componen a dos clowns y diecisiete personajes que transitan el espacio. Esta composición corporal es vertiginosa, muy lograda en la sucesión de cambios de vestuario, y obliga al público a un seguimiento intenso. Pero Beninger es poseedora además, de un secreto bien guardado y rodeado de aguas.
Los huéspedes: una pareja de ancianos, una diva ninfómana y una joven ingenua, Nadia, que llega al lugar en busca de respuestas sobre su pasado; investiga la desaparición de su abuelo, hospedado en la posada cierto tiempo atrás. Indudablemente, el espectador se encuentra en el territorio de una comedia fantástica, que más tarde, lo remitirá al presente.
El relato, disparatado, está hilvanado por Marcelo Katz, en una dirección de ritmo impecable. La puesta decididamente, invade la cuarta pared, la incluye con insistencia y buen gusto, para embriagarnos con el lenguaje del clown, el teatro de máscaras y títeres de sombras, manipulados por los propios intérpretes –recurso que multiplica ciertos personajes y los jerarquiza-. 
Sobre el final, después de la risa, nos depara la reflexión. La obra habla de nosotros mismos, de la idiosincrasia argentina, de cierta confusión, de lo perdido, lo que queda; señala la locura de querer perpetuarse en una existencia eterna y subraya el riesgo: la muerte. Con gran sutileza, Katz se ríe de esto, como sabe hacerlo: detrás de la máscara, en la mirada de los actores está el subtexto, y es muy elocuente. Pero además, el maestro del clown, remata la versión con un mensaje menos fantástico y mucho más humano. En esto, es inevitable para el espectador hacer una lectura política y social de los tiempos que corren. 
Se lucen los efectos (¡colmados de comicidad!), tallados desde la teatralidad de Xoana Solferino y Mariano Russo. A través de Diversa y Teasisto, nos muestran el teatro en el teatro, con gran solvencia. Son naturaleza: rama, viento, cascada, nieve, lluvia… Ellos (y vuelvo a la apropiación de la platea) también nos invitan a construir solidariamente, sonidos y aromas, a ¡salir! de la comodidad de la butaca para compartir el maravilloso juego escénico.
Hay un gran trabajo actoral que no reconoce cuestiones de género: un actor compone un personaje femenino y una actriz, uno masculino. Una puesta destacada -especialmente en la música, el vestuario, la máscara, los mecanismos en altura y la técnica de sombras- envuelve el pulso de este material, distinto y oportuno. ⧫
👏 REFLEXIVA
     Patricia Lanatta
HOSTERÍA BENINGER
Dramaturgia/Martín Joab, Marcelo Katz
Dirección/Marcelo Katz
Asistente de dirección/Brenda Margaretic 
Intérpretes/Xoana Solferino, Alejandra Álvarez, María Carranza, Mariano Russo, Gastón Jeger, Luis Cagnacci, Eleonora Valdez
Pianista/Alejandro Salvo
Realización de vestuario/Elena Faranda
Realización de máscaras/Alfredo Iriarte, Marcela Alonso
Instalación de sistemas de altura/Federico Tiglio
Dirección de sombras/Paula Vidal
Dirección de arte/Gabriella Gerdelics
Diseño de iluminación/Pablo Calmet
Coreografía/Valeria Narváez
Música original/Diego Vila
Redes sociales/Julia Katz
Fotografía/Worno (Hernán Wornovitzky) 
Asesoramiento en comunicación/Débora Lachter

📅 Viernes, 22:30 h 
➥  Espacio AguirreAguirre 1270, CABA