viernes, 16 de junio de 2023

UNA HUELLA DOLOROSA


En 1927, Roberto Arlt periodista y ya escritor, cubre un hecho policial para el diario Crítica: el suicidio de una sirvienta inmigrante, que lo impacta de manera especial. Arrojada a las vías del tren, es la viva imagen de la desesperanza. Más tarde, escribe "Trescientos millones" -su primera obra teatral-, poniendo la lupa en aquella mujer, explotada y abusada en la casa donde servía, aquella joven que poco antes de su muerte, sueña que es acreedora de una fortuna que pone a su alcance lo que nunca pudo tener. En 1932 vendrá el estreno, bajo la dirección de Leónidas Barletta en el entonces Teatro del Pueblo, ubicado en la calle Corrientes.
A más de 90 años de aquella puesta exitosa, otros teatristas se sumergen en el universo arltiano y nos entregan Pajarita, pensada solamente para una actriz y un actor. Ella es Sofía y grita un dolor ancestral: el hambre de tantas cosas... Su cansancio y enfermedad le agregan años a su juventud. Él es -entre otros personajes- un constructor de sueños y, como tal, porta sobre su cuerpo, herramientas para edificar el andamio que la aleja definitivamente, de un carrito de supermercado, hasta ahora, su instrumento de supervivencia y refugio nocturno.
Cuando Lorena Szekely, en una lograda y visceral interpretación, habla de sus necesidades, nos habla a los espectadores y es imposible no sentir su angustia desde la platea. Nos interpela a todos desde una huella que viene de muy lejos -lastimosamente vigente de la realidad argentina- y que nos acerca Guillermo Parodi, autor de la reescritura de la obra y, a la vez, director. Por momentos, es muy posible percibir la puesta como a aquellas "Aguafuertes"  del autor, esos relatos con figuras y lugares que aparecen y se esfuman, casi fotográficamente. Por cierto, todo un homenaje.


Pablo Mariuzzi tiene la maravillosa y desafiante tarea de componer a muchos personajes, algunos propios de la obra -Rocambole, facilitador de la suma millonaria que lanza a Pajarita a su viaje por el mundo-; la muerte escalofriante; el demonio, con su mirada aterradora; la reina bizantina, exquisita; el galán- y otros paridos por la nueva versión, en línea con lo onírico y fantasmagórico de la atmósfera arltiana. La escenografía, vestuario y música nos sitúan en ésta. De manera imponente, el actor nos conduce a ese sueño donde vemos a Sofía idealizarlo, La transformación en escena en esta multiplicidad de personajes, lo coloca en una actuación francamente magistral. Mientras tanto, Pajarita conoce el sonido del mar, siente su espuma, toca la arena, la inunda el sol. La sirven como a una reina. Al fin, trocó el rol. En este punto, la escena alcanza una intensidad alta: Mariuzzi la sirve; el actor está detrás de una máscara, puesta al revés. De espaldas al público, camina y se acerca a Sofía. Su figura, con ropaje excéntrico, como corresponde al personaje, dibuja ondulaciones, su voz opera en otro registro. Es una imagen que nos permite entender mejor donde estamos. Luces, sombras, oscuridad y proyecciones que titilan, van también por el mismo carril; son señalamientos que nos contienen en el espacio onírico que expectamos. 


Como en el texto original, Pajarita encuentra a un galán, pero de los años 70: Rolando Rivas -aquel personaje de televisión escrito por otro constructor de ficciones, Alberto Migré, todo un ícono popular y porteño, que era capaz de detener por un rato, la cotidianidad de los argentinos-. Sobre el escenario -campera de cuero roja para el actor-, gira el disco, con el bandoneón que alude al tango Taxi mío, y Sofía... se enciende. 
Cada tanto, la heroína tose. El sonido de una campanilla (que refiere al llamado a una empleada doméstica) marca el borde entre la fantasía y la propia realidad. ¿Será que además, nuestro personaje tiene la suficiente autonomía como para soñar despierta? Pajarita ríe y danza. Da pelea. La versión le da licencia para cambiar su historia y la actriz se luce en su salto interpretativo.
Lorena Szekely y Pablo Mariuzzi nos deparan memorables actuaciones, en un trabajo de dirección que los escucha en sus capacidades expresivas. La conmovedora dupla -en la ficción como en la vida- pone el cuerpo para estampar personajes difíciles de narrar. El espectador tiene que poder "soñarlos", creerlos. Están ahí para despertarnos de un largo sueño, para que miremos aquello que tanto nos duele. La voz de Teresa Parodi trae la luz y las alas imperiosas para nuestra Pajarita. Hoy, como ayer, la piedad y la conciencia se instalan en el emblemático Teatro del Pueblo. ⧫

👏 INEVITABLE
      Por Patricia Lanatta

➤VIERNES DE JUNIO, 20 h.
➤TEATRO DEL PUEBLO
(Lavalle 3636)
➤ENTRADAS👇

PAJARITA
    Dramaturgia/ Guillermo Parodi
    Intérpretes/ Lorena Szekely y Pablo Mariuzzi
    Trabajo corporal de actores/ Sofía Balivé
    Diseño de vestuario/ Jorgelina Herrero Pons
    Realización de vestuario/ Tití Suárez, Jorgelina Herrero Pons    
    Diseño de escenografía/ Fernando Díaz, Analía Schiavino
    Diseño de luces/ Guillermo Parodi, Fernando Díaz
    Fotografía y diseño de imagen/ Mariana Melinc  
    Fotógrafo/ Carlos Vizzotto
    Diseño gráfico/ Mariela Segado
    Composición y producción musical/ Juan Pablo Martini 
    Músicos intérpretes/ Juan Pablo Martini (piano),
    Nicolás Lastra (bandoneón), Martín Elter (violín)
    Canciones en off/ Guillermo Parodi, Teresa Parodi
    Asistencia de dirección/ Lucas Soriano
    Dirección/ Guillermo Parodi
    Prensa/ Paula Simkin
    /Segunda temporada/

➥Obra seleccionada para la Fiesta del Teatro de CABA, INT
    Premio Estrella de Mar:
    Categoría actor de drama
    Dos nominaciones del galardón para actriz de drama y drama
    Premios ACE:
    Mejor actor y mejor espectáculo alternativo
    Dos nominaciones por mejor actriz y mejor director

lunes, 12 de junio de 2023

DE CORAZÓN BRAVÍO


La cartelera teatral de Buenos Aires ofrece una gran paleta de propuestas, en espacios variados donde el teatro independiente se luce. Tal es el caso de esta comedia histórica, que traslada al espectador a los tiempos de la independencia de la Argentina y lo sitúa frente a cinco mujeres y una más, que acaba de nacer: Merceditas, la hija del general José de San Martín (en la versión, una muñeca).
El autor y director, Alfredo Allende, nos convida una segunda temporada del espectáculo -la primera, con funciones en el Centro Cultural de la Cooperación-, en días donde, paralelamente, el espectador debe pensar una vez más, en los destinos de la patria. Volviendo al autor, lo hace desde el humor, una arena que conoce muy bien, sabe y disfruta construir. Así, las actrices nos devuelven un fragmento de nuestra historia y un palpitar distinto de mujer, lejano a la sumisión y de corazón bravío.
La puesta arroja referencias de la época, refugios para estas damas: el piano en escena y el vino cuyano, para mitigar arrebatos entre tanta soledad y deseo de liberarse. La música, en vivo, permite el canto y el bailecito, a la luz de las velas, en la casona colonial de Mendoza. El maquillaje y vestuario son señalamientos potentes. El primero enuncia estados, mientras que el segundo se afirma especialmente, en los tocados y pelucones, imponentes, desde donde ellas sobresalen.
El dramaturgo pone en escena el encuentro entre una religiosa española, con años acumulados (Julia Nardozza); una dama mendocina y dueña de casa (Florencia Pineda); otra chilena, viuda y asidua visita (Flor Orce); la mismísima Remedios de Escalada (Florencia Patiño), con su beba, y una criada mapuche (Myrna Cabrera). En ella y en el decir de su lengua se transparentan los valores esenciales de la vida, aunque el resto de las damas no puedan verlos todavía. El desempeño en cada intérprete es lucido; a través de sus personajes brilla el texto, que estalla en la risa, descaradamente.


Es un tiempo de hombres ausentes; en el Plumerillo, se preparan las huestes libertadoras de América. Y las damas se han enamorado del general, de su porte, tez, sable corvo e hidalguía. Definitivamente, quieren sumarse al ejército. Su competencia es tan graciosa como feroz, desdeñosa en el lenguaje, y contiene alto voltaje sexual. Remedios también padece ausencias. El padre de la patria está poco visible para su joven esposa como para su recién llegada mujercita, en el glorioso julio de 1816. Dice en varios pasajes, que no ve a su hombre, por la empresa gigantesca que le toca... Cuando pronuncia su falta, la corporalidad de todas las actrices reprime la palabra con gestualidad contenida y balanceos de miriñaque, que inundan la escena con elocuencia y la platea con carcajadas. No en pocos momentos, la onomatopeya cobra vida con igual efecto.  
Ciertamente, la mujer tomaba roles en la guerra; había cocineras, cuarteleras, algunas, más aguerridas, cubrían la lucha, pero en el cruce de la Cordillera de los Andes, la historia cuenta que San Martín no permitió su participación, por tamaña hazaña. Ficcionalmente, Allende habilita al libertador para que admita una sola mujer. "Remeditos" debe elegirla. 
Es Nochebuena y las mujeres -por pedido del general- deben ocuparse de una tarea que le es muy propia y repetitiva...: costura y bordado de la bandera del ejército, con los mismos colores que inspiraron a Manuel Belgrano. Detrás de la labor encomiable -a los ojos del público, tediosa-, se yergue la insignia que liberará a Argentina, Chile y Perú de la dominación realista.
Las campanadas de las doce no suenan. Es que ya no quedan más campanas, se han fundido para las armas. Aún así, transita la noche y Merceditas es la niña que alumbra el pesebre navideño. Repentinamente, Remedios señala la elegida.
El humor les permite a estas damas, que dieron casi todo, atravesar la hora; del mismo modo, da permiso al espectador para instalarse en el presente y aplaudir con alegría ¡Viva la patria! ⧫

👏 ENCENDIDA
      Por Patricia Lanatta

➤DOMINGOS DE JUNIO, 19 h.
➤Espacio Callejón
(Humahuaca 3759)
➤Entradas 👇

➥DAMAS BRAVAS    
    Dramaturgia/ Alfredo Allende
    Elenco/ Myrna Cabrera (Piré), Julia Nardozza (madre Juana), Flor Orce (Dolores Prats),
    Florencia Patiño (Remedios de Escalada), Florencia Pineda (Manuela Olazábal)
    Maquillaje/ Romina Tischelman
    Música en vivo/ Julia Nardozza
    Arreglos musicales/ Julia Nardozza, Candelaria Quiñones, Federico Patiño
    Puesta coreográfica/ Gabi Goldberg
    Diseño de luces/ Gustavo Lista
    Diseño gráfico y fotografía/ Paco Fernández      
    Asistencia de dirección/ Facundo La Fuente
    Producción general/ Síndrome De Eureka
    Dirección/ Alfredo Allende