sábado, 22 de julio de 2023

LA AVENTURA FEROZ DE CRECER



En una sala que podemos llamar "mágica", en el subsuelo del CETC -Centro Experimental del Teatro Colón-, acontece Este cuento no es silvestre, con libro y dirección escénica de Emiliano Dionisi, creador de inolvidables espectáculos para la platea de las infancias, adolescencias y adultos, que en su luminoso recorrido como actor, dramaturgo y director, no termina de asombrarnos y vincularnos con la escena. Claramente, el espectador sale del teatro enamorado de aquello que vivenció. 
Silvestre está a punto de cumplir sus 16 y su madre ha tomado una drástica decisión: mudarse de la ciudad a la selva misionera, en adelante, geografía que opera como una metáfora de la otredad. 
Alrededor del personaje, bellamente construido por Tomás Castiglione, suceden cosas extraordinarias. El reto es adaptarse y no habrá crecimiento posible, si no transita esta premisa. 
El miedo a lo distinto lo aterra. A través de un inteligente procedimiento expresionista, el protagonista objetiva temores y contradicciones y los vuelca salvajemente. 

La máscara, poderoso recurso de la puesta

En la escuela, sus nuevos compañeros portan máscaras de animales, también su maestra; hasta su madre. Son personajes sobredimensionados desde su propio mundo interior. En sus diálogos, sólo escuchamos la voz del actor, que presta y compone, de modo formidable, las voces de todos los personajes, mientras que en éstos actúa la mímesis primorosamente. Con este acertado recurso, Dionisi traviesamente, nos avisa que en Silvestre anida todo el desafío. 
La interpretación de músicos, cantantes y bailarines es de altísimo nivel, con una actuación ciertamente lucida del Ensamble Barroco y alumnos de danza y canto de la especialización en Ópera Barroca del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón.  
La escenografía se compone de sugerentes telones y simples cajones, que resignifican mudanza, aula, juego, racconto. La puesta hace gala de la totalidad del espacio: los espectadores no sólo dialogan con la propuesta de manera frontal, sino desde la bilateralidad escénica. Sentados sobre mullidos almohadones, expectan el acontecimiento desde otra perspectiva, que enriquece por cierto, el mirador. Definitivamente, la sala con su característica subterránea, provoca cierta fascinación: las columnas -vestidas del Litoral- integran el juego actoral y suman misterio.

Emiliano Dionisi, autor y director del espectáculo

La música elegida tiene anclaje preponderante en el compositor francés Jean-Philippe Rameau, con partituras que aportan sorpresa, conflicto, furia, aceptación; con sonoridades que subrayan los estados contrastantes de Silvestre, bajo la batuta del reconocido director musical Manuel de Olaso, al frente del Ensamble Barroco. En cuanto al trabajo de los vocalistas, se señorea en la escena y atraviesa la platea con emoción. 
Un cuadro en particular se alza con esplendor: una larga tela blanca se agita. Es el río, el lugar que mejor contiene al protagonista, que lo remite con nostalgia a su padre. Un conjunto de peces -objetos articulados delicadamente por los intérpretes- genera un instante bello, reparador. Más tarde, Silvestre se enfrenta con un personaje clave en su historia: el yaguareté, personificado por un bravísimo barítono.
A estas alturas, nuestro querible personaje está a punto de domesticar su lado más feroz. De cara a la alteridad, surgen preguntas como ésta: ¿cómo me reconozco en un otro si no puedo confiar?  
La aventura sinuosa de crecer navega en esta brillante versiön de teatro musical, dentro del ciclo "Tierra de cuentos y leyendas". Una vez más, Dionisi alumbra el territorio de la niñez, en esta ocasión, junto a la excelencia del ISATC. Chapeau.
Queda flotando el sueño de prolongar este cuento más allá de las vacaciones para que alcance a más infancias. 

👏BRILLANTE
     Por Patricia Lanatta

Funciones
Vacaciones de invierno/

Del martes 18 al domingo 30 de julio, 11:30 h.
➤Centro de Experimentación del Teatro Colón
Tucumán 1171
➤Entradas

➥Este no es un cuento silvestre
Dramaturgia y dirección escénica/
Emiliano Dionisi
Dirección musical, adaptación
y arreglos musicales/
Manuel de Olaso
Coreografía
Margarita Fernández
Escenografía
Gonzalo Córdoba Estévez
Vestuario
Jorge López, Analía Morales
Iluminación
Fabricio Ballaratti
Fotografía/ 
Prensa Teatro Colón/ Máximo Parpagnoli 
Asistentes de dirección escénica
Rodrigo Meléndez Aquino, Carolina Basaldúa
Coordinación de producción/ 
Diego Glaser
Coordinación escenotécnica/ 
Ladislao Hanczyc
Maestra interna/ 
Agustina Zalba

Ensamble Barroco del ISATC
Alumnos de Canto de la Especialización
en Ópera Barroca
Alumnos de la Carrera de Artes Escenotécnicas

Elenco 
Silvestre/ 
Tomás Castiglione
Madre, hermana y maestra (soprano)/ 
Constanza Díaz Falú, Sofía Centelles
Padre y hermano (barítono)/ 
Santiago Tiscornia, Mauricio Meren
Bailarines
Martina Di Ninino, Evangelina Dulce Martina, Valentín Fresno, Pablo Ripari

Ensamble Barroco del Teatro Colón
Violines/ 
Emir Manzur, Axel Hernández, Carolina Dupuy, Milagros Serruya
Viola/ 
Rocío Duette
Violoncello/ 
Guido Wardak
Contrabajo/ 
Lautaro Martínez
Percusión/ 
Valentín Depaoli
Flautas/ 
Agustina Michati, María Pilar Moreira
Clave/ 
Andrés Arzaguet

Alumnos de la Carrera de Artes Escenotécnicas del ISATC
Especialización en Pintura Escenográfica/ 
Anastasia Martina Bosson, Daniela Morone, David Ortiz, Virginia Penzo
Especialización en Sastrería Teatral/ 
Camila Cejas, Macarena Cuello, Aixa Sueiro, 
Natalia Sánchez, Anusha Guerenstein, 
Eugenia Vernasca
Especialización en Caracterización/ 
Carolina Baron, Elizabet Leiva, Carla Rodríguez, María Sol Tonini

Edad sugerida
Desde 8 años

lunes, 17 de julio de 2023

UN DESTELLO INSPIRADOR


En el laboratorio, la doctora Herminia y sus discípulos, Elena y Aristóbulo, conversan; son gente de ciencia. Herminia anuncia su descubrimiento, mientras tanto afuera, arrecia la lluvia. Entre relámpagos y truenos, el Grupo de titiriteros del Teatro San Martín se (y nos) embarcan en esta aventura. 
La novedad gira en torno al filtro estratosférico intergaláctico, capaz de captar la energía de un solo rayo, de uno en especial, el rayo verde, que aparece minutos antes de la puesta de sol. De una vieja leyenda escocesa se desprende que si dos personas lo ven, descubren el misterio del amor a la misma vez. Sin embargo, la finalidad de la científica empoderada -personaje que incorpora esta versión-, es capturarlo para apropiarse de los pensamientos y sentimientos de la gente. En otras palabras, para domesticarla en la idea cruel de un mundo sin libertades.
Indignada y no con poco dolor, Elena, la protagonista de esta historia, no comparte los objetivos de su jefa. En este punto, comienza a danzar el conflicto que involucra a la humanidad toda.
La novela de Julio Verne -publicada íntegramente en 1882- es de las menos conocidas de su producción y se enfoca en un viaje por las costas de Escocia, en busca del destello singular que puede cambiar la vida de Elena Campbell. Ciertamente, es considerada la más romántica de las travesías extraordinarias del autor francés. La adaptación del texto homónimo despliega muchos momentos, hilvanados poéticamente por su autora, Adelaida Mangani, como el que sigue: Elena no puede contener su furia y corre, bajo la tormenta. La música de un violín expresa su desesperación. Sobre el retablo, las manos de Ariadna Bufano y Esteban Quintana le dan vida con exquisitez.
Entre tanto, en casa, la esperan sus tíos, Sam y Sib, y Elizabeth, seres entrañables que arroparon su infancia, que tanto la cuidan. Las escenas se suceden con economía de palabras; una conversación simplemente deja de escucharse, cuando la música toma protagonismo y la iluminación se desvanece, en la intención asertiva de no cargar a los personajes con texto innecesario. 


Sobre las imaginarias aguas, suena un canción de Los Beatles, que parece inspirar a Elena. Con su propio reactor, quiere neutralizar el rayo, con la convicción de desbaratar el plan macabro. La contrapartida la encarna Aristóbulo, personaje obsecuente, que transmite y mantiene la ideología de su superior, sin ética propia, por obediencia debida. En lo alto del retablo, nuestra heroína parte en una embarcación. 
En estos cuadros, la platea comienza a disfrutar a pleno, las bondades de los títeres, conjugadas con la escenografía, las proyecciones en tres dimensiones y el trabajo audiovisual: una lograda partitura. Suavemente, ingresa al realismo mágico de la puesta en escena, que nos convida su directora.
Sobre el mar, se recortan las figuras de Elena y sus cuidadores. En el camino, aparece Olivier, un joven pintor que desea captar la belleza de un crepúsculo en su lienzo. Sucede el asombro y un grato salvataje -aplaudido por la platea-, acontece el encuentro, pero el sol se esconde tras una nube y Elena pierde la oportunidad de emprender su misión.
Un aporte muy interesante de la puesta es reunir en un mismo plano, escenas distintas: la familia cuchichea sobre el futuro de Elena, los jóvenes disfutan un diálogo íntimo y silencioso, Herminia pergeña caprichosamente, su propósito. La luz, gran estrella de la puesta, alumbra cada acción.   
Los casi enamorados se dan cita en paisajes donde la naturaleza se expresa con sutiles movimientos. Elena carga un grave secreto, Olivier la alivia, con su compañía e imaginación. El sentimiento crece y Elizabeth -a sólo dos pasos- intenta saber, en su inevitable instinto maternal. A estas alturas, el alma de cada personaje nos ha cautivado para que podamos creerles todo lo que nos cuentan.


El tiempo apremia y Olivier marca un rumbo hacia las mejores puestas de sol: atravesar una gruta para llegar a cierta playa. Un globo aerostático los lleva y otra vez, el recorte de las figuras será en la aeronave, con toda la familia, naturalmente; el público ya los ha sumado a la andanza, con ternura. La música, bajo la sonoridad del piano, también sobrevuela la gruta y Aristóbulo, que persigue cada paso, a modo de espía y enamorado, aunque sin chance. 
Hay hazaña titiritezca en el cuento, cuando el mar crece y peligra la vida de Elena. Los titiriteros -a la vista del público, vestidos de negro y con sus rostros ocultos debajo de su capucha-, con la maestría que les otorga su pericia, la rescatan. 
Vuelvo a la manipulación. La técnica elegida es la de mesa, con articulación desde atrás del títere. Cada intérprete se adueña de un personaje. Sin embargo, en ciertos cuadros, dos titiriteros soplan vida a una misma figura, lo cual permite una mayor naturalidad en la animación de extremidades y cabeza. Se observa en Herminia, Elena, Elizabeth y Aristóbulo, ganando alta expresividad. El trabajo vocal del elenco es para encomillar, en especial, las voces de Eleonora Dafcik, Bruno Gianatelli, Fernando Morando y Mariano Pichetto, con sólido anclaje en cada personaje.
El vestuario de los títeres se instala entre los años sesenta y setenta, les aporta romanticismo y desborda de color, también, las cabelleras. La doctora es una villana coqueta. Sobre tacones colorados, destacan su silueta pantalones a rayas al estilo Courrèges, mientras Elena luce su irrenunciable minifalda. 


Retomo la gruta. Una vez más, febo se ha ido y una melodía, junto a la animación en la gran pantalla, nos regresa mágicamente a casa. Sin embargo, nada detiene a la joven, muy resuelta a poner fin al delirio de su jefa. El violín, mucho más impetuoso, la acompaña en su caminata al laboratorio. 
Verne describe el fenómeno en su texto, califica la tonalidad del destello como distinto: "el verdadero verde de la Esperanza". Por razones diferentes, Elena y Olivier siguen la puesta de sol. Ella, fascinada por una sabiduría al servicio del hombre, él, inspirado por el arte, y el astro, centelleante, se encarga de enlazarlos.
La versión equipara el valor de la ética con los alcances de la ciencia, recupera la utopía y tiene además, la dosis justa de ensoñación para la platea a la cual está dirigida.
Cabe sí elaborar una reflexión. La obra, sin duda, es una de las notables producciones de la temporada 2022. Sin embargo, permaneció en cartel brevemente. La programación actual del Complejo Teatral de Buenos Aires la repone, con funciones durante las dos semanas de vacaciones de invierno, y lo celebramos. Después de todo, el arte está destinado a la gente.⧫

👏 ESPERANZADORA
      Por Patricia Lanatta

Funciones👉Vacaciones de invierno/

Del martes 18 al domingo 30 de julio, 15 h.
➤Teatro Regio
Av. Córdoba 6056

/NUEVAS FUNCIONES/
Sábados y domingos de agosto, 15 h.
Hasta el domigo 20
Teatro San Martín
Corrientes 1530
➤Entradas👇

➥El rayo verde
Adaptación de la novela homónima
de Julio Verne/
Adelaida Mangani
Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín/ 
Ariadna Bufano, Eleonora Dafcik, 
Bruno Gianatelli, Morgana Marchesi,
Fernando Morando, Mariano Pichetto, 
Esteban Quintana
Diseño de escenografía
y vestuario de titiriteros/
Carlos Di Pasquo
Diseño y vestuario de títeres/ 
Mariana Díaz
Realización de vestuario de títeres/
Ayelen Laxalt
Diseño de mecanismos y realización de títeres/
Alejandra Farley, Katy Raggi
Objetos/ 
Estanislao Ortiz
Musicalización/ 
Adelaida Mangani, Esteban Quintana
Diseño de sonido/ 
Alan Guarinacci
Diseño de video y realización audiovisual/ 
Pablo Varela
Diseño de iluminación/ 
Adrian Grimozzi
Reposición de iluminación/ 
Miguel Morales
Fotografía/ 
Carlos Furman
Coordinación de producción/ 
Constanza Comune Páez
Producción técnica/ 
Ángel Ariel Porro, Mariano Fernández
Directora ayudante, asistencia de dirección
y coordinación de escenarios/
Mariana Díaz
Dirección/ 
Adelaida Mangani

Edad sugerida/ 
Desde 5 años

Premios, Menciones, Nominaciones 
Premio Nacional Javier Villafañe V Edición, 2022:
Ganadora en los rubros:
Puesta en Escena y Dirección
Diseño y Realización Audiovisual y/o Multimedia
Premio Mayor a la producción integral de obra para las infancias
Mención especial para trabajo destacado 
por actuación titiritera (títeres de mesa)
Nominada en los rubros:
Diseño y Realización de Títeres y/u Objetos
Diseño y Realización de Vestuario
Diseño y Realización de Escenografía
Diseño de Iluminación 
Música y/o Musicalización

Premios María Guerrero a la actividad teatral 2022:
Ganadora en el rubro Fotografía
Nominada en los rubros:
Teatro de Títeres y Objetos
Iluminación