jueves, 5 de diciembre de 2024

A CORAZÓN ABIERTO


Adelaida Mangani se recuerda y nos comparte sus días enlazados con los títeres y la música. El piano, por tanto, no falta en este relato y en varios momentos, lo toca (no puede dejar de entregarnos su arte), incluso es retablo para sus personajes.
A lo largo del biodrama, construído sobre numerosas entrevistas realizadas por Mariana Díaz, autora y directora de Bimba, descubrimos a la niña, hija, hermana, mujer, mamá, abuela, maestra, música, titiritera y directora. El recorrido es "a corazón abierto", sinceramente. Títeres e intérpretes la acompañan, la constituyen. Adelaida, con voz muy afirmada y dosis de humor, en primera persona nos cuenta su infancia. 
Es una niña curiosa que necesita atención, abrazo, mirada. Del silencio y la rigidez de sus padres -anclados en otro tiempo y aludidos con afecto y respeto-, se habilitan otras posibilidades, como el juego en compañía de botellas, muchas, de distinto tamaño y color. Por vez primera, sale a escena el objeto, que es refugio y personaje, bajo la batuta de la pequeña y estricta  Adelaida. De a poco, se inicia así la senda de esta enorme mujer.
El vínculo con la música la nombra "Bimba", piccola ragazza bionda con gli occhi tinti di blu. Suena un fonógrafo de madera y al igual que la canción, es una niña rubia con ojos teñidos de azul, que interpreta el piano con gran destreza. El recuerdo es entrañable, como el de su tío, Juan Francisco Giacobbe, compositor, dramaturgo y musicólogo, que tanto sabe mirarla. 
El diseño y la realización de los títeres y objetos apelan a la sutileza, porque contienen el territorio de lo íntimo. Es muy conmovedor para el espectador ver a la protagonista en escena y simultáneamente, encontrarla multiplicada a través de su propia imagen hecha títere. Mientras se rememora, entabla un diálogo con la propia niñez. 

La voz de los objetos

La puesta trae otros señalamientos que asisten el racconto y, al mismo tiempo, equilibran el retrato poético: fotos de familia, con su madre, sus hijos -Ariadna, titiritera, y Gabriel, músico-, y su bella juventud, documentan sus pasos proyectados sobre una pantalla. También, la presencia de un músico en escena, uno de sus tres nietos, en la interpretación de la batería. Adelaida lo suma en un tono coloquial, es que biografía y ficción se mezclan para celebrarla.
Un día toca a su puerta el amor, uno grande, y los títeres los unen en el retablo y en la vida por siempre jamás. Un intérprete se calza un personaje de guante y desde lo alto, Maese Trujamán de los Caminos visita la escena. La figura imponente, nos redirige al maestro Ariel Bufano. Adelaida y él se acarician. La imagen es rotunda.  
Corre el año 1977 y juntos crean el Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, elenco estable y probablemente único en Latinoamérica, con producciones que conquistaron su "respetable público", que jerarquizaron el género y en muchas versiones lo inmortalizaron. 

Fernando Morando, Ariadna Bufano
 y Esteban Quintana animan una amor eterno

Todo acontece en la Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín, sin duda, su casa. Es la sala más pequeña, ubicada en el tercer subsuelo. Acaso por esta razón, captura las entrañas y secretos de su historia. Inaugurada en 1979, por iniciativa de Kive Staiff, entonces director general y artístico, pero sobre todo, periodista, productor y críitico teatral que supo distinguir la titiritesca al otorgarle un espacio. La titiritera lo evoca y el relato se mete en los matices políticos del país, en la batalla de los titeres, en su resistencia. Adelaida lucha con y entre ellos.
El espectador comienza a asomarse a tantísmas obras, a través de algunas marionetas. Unas presagian la vuelta a la democracia, como El gran circo criollo, estrenado en 1982 y rebautizado más tarde, como El gran circo, que marca  el ingreso histórico del títere al gran teatro. Un verdadero clásico de la Compañía, con todas las técnicas de manipulación, pensado por Bufano como un homenaje a los orígenes del teatro nacional y a sus pioneros, los hermanos Podestá. Y cual clásico del repertorio, siempre regresa y emociona a las distintas generaciones de espectadores. 

La poeticidad de los títeres
 celebran una labor admirable

La interpretación del Grupo de titiriteros es delicada por toda técnica, amorosa: hacia las criaturas que despliegan y hacia su maestra. La platea percibe una actuación agradecida en los 15 maravillosos intérpretes. Cabe aquí recuadrar la Escuela de Titiriteros que bordea el racconto, semillero de marionetistas extraordinarios, que tiene el privilegio de contar hasta hoy con su labor docente. 
Ocho décadas dibujan la figura de Adelaida Mangani. impecablemente vestida de color azul, con un sólo gesto da vida a un rayo. No puede parar de crear... 
La puesta de Mariana Díaz nunca pierde de vista el biodrama que la inspira: títeres y titiriteros son la familia de esta espléndida artista y ahí están, para componer con una gestualidad que desborda poesía, el relato de un camino fecundo. ⧫

👏ÍNTIMA
     Por Patricia Lanatta

➥ BIMBA   
Biografía escénica sobre Adelaida Mangani
Intérpretes/ 
Victoriano Alonso, Andrea Baamonde,
Diego Báez Toro, Ariadna Bufano, 
Yanina Campanini, Laura Cardoso, 
Mariano del Pozzo, Pablo Del Valle, 
Bruno Gianatelli, Julia Ibarra, Adelaida Mangani, Fernando Morando, Estanislao Ortiz,
Esteban Quintana, Florencia Sva
Músico en escena/ Jano Squeri
Diseño de títeres y mecanismos/
Alejandra Farley
Realización de títeres y mecanismos/
Alejandra Farley, Katy Raggi,
Inés Sceppa, Ivo Siffredi                                            Diseño de vestuario/ Álvaro Urquizo     
Coordinación de vestuario/ Camila Ferrín
Diseño de escenografía/ Carlos Di Pasquo
Asistencia de escenografía/ Estanislao Ortiz
Diseño y puesta de luces/
Magdalena Berretta Miguez
Diseño y puesta de video/ Pablo Varela
Fotografía/ Carlos Furman
Diseño y puesta de sonido/ Alan Guarinacci
Dirección musical/ Pablo Viotti
Dramaturgia y dirección/ Mariana Díaz

Coordinación de talleres/ Guadalupe Borrajo
Coordinación de montaje/ Pablo Rojas
Coordinación de producción/
Constanza Comune Páez, Daniela Cristóbal
Asistencia de dirección y coordinación
de escenarios/ Federico Farano, Ayelén Laxalt

Funciones/
Jueves y viernes, 20:30 h.
Sábado 14 de diciembre, 20:30 h.
Teatro San Martín/ Sala Cunill Cabanellas
Av. Corrientes 1530
Entradas/ 

viernes, 22 de noviembre de 2024

ATAJOS


Son cinco viajantes en una larga travesía. Los vemos llegar a escena en su propio carromato, con sus pertenencias esenciales, apiladas en su desorden. Viajan en busca de una respuesta tras la pregunta “¿Qué es estar bien?”. Intentan contestarla desde la perspectiva de cada uno y el abanico de atajos es variopinto: la filosofía, astrología, ayahuasca, el psicoanálisis, yoga... Pero ¿dónde está ese espacio de bienestar, cómo es, en qué línea de tiempo está? No lo encuentran. 
Cada tanto, reconstruyen lugares visitados (antes imaginados) y los comparten con el público. Los representan con picardías (como lo hacen los payasos), sobre una pequeña mesa, con objetos diminutos que proyectan a partir de luces muy sencillas y caseras. Entonces, también manifiestan las sombras que constituyen un gesto poético del espectáculo. Los soñantes no se conforman y siguen en el camino.
El texto, de autoría compartida entre Marcelo Katz y Carolina Pecheny, no deja de resonar en la platea aquella obra majestuosa de Milan Kundera: “La insoportable levedad del ser”. Algo de esa duda existencial los atraviesa, con ilusión, desesperanza y aun así, persistencia. Mientras tanto, el espectador comienza a percibir una sensación parecida. 
De alguna manera, en la versión nos encontramos todos los viajantes y hasta podemos espejarnos y reírnos de nosotros mismos. Descubrimos entonces los personajes: el pensante (Gastón Jeger), que encuentra razones de vida, citando frases descollantes de grandes filósofos en el intento persuasivo de marcar un sendero desde la palabra, empeño que refuerza a través de un señalamiento gracioso: una biblioteca andante y en línea con su perfil, inseparable. La optimista y sensible (Cecile Caillon), con sus pócimas y aromas para cada ocasión; el amante de las destrezas físicas y el yoga (Ezequiel Sena); el ingenuo y querible en su simpleza (Mariano Russo) y la pesimista (Eleonora Valdez), sostenida en sus  cuestionamientos y enfados constantes. El vestuario subraya cada personalidad.

Hacia la búsqueda infinita

Todos nos seducen, todos nos disparan la risa y la reflexión. Sin narices, ni chalupas despliegan el absurdo y la payasada. El grupo se conoce muy bien. Son parte del equipo de Vértigo, espectáculo en cartel desde 2015, en diferentes salas a lo largo de 10 temporadas exitosas. Portan el sello del maestro Katz, creador y director de “La Trup”, primera compañía de Nuevo Circo de Argentina, autor de celebradas obras: Allegro ma non troppo, 2003; Aguas, 2008, Tempo, 2010, Top, top. top!, 2012, Mirá!, 2017, Hostería Beninger, 2019, Gaspet, 2022, por nombrar algunas de tantas, y formador fundamental en clown, bufón y máscaras en el Espacio Aguirre, su lugar en el mundo. También, el elenco formidable de clowns incorpora los aportes de Carolina Pecheny, con su paso por el Théâtre du Soleil, la afamada agrupación francesa, y sus años de experiencia en el mimo y la commedia dell´arte. 

La travesía continúa. Hay un alto, un climax donde el grupo expresa incertidumbre. No han arribado a ningún puerto; hay conflictos y competencias. Sin embargo, siempre se aferran al carro, que es refugio y juego para todos. Ariel Vaccaro se luce en esta escenografía ilusoria, en toda su sorpresa y en todos sus mecanismos. En tanto la luz acompaña el recorrido, más opaca o mucho más refulgente, cuando los tramos lo requieren.
Simplemente, los soñantes van y cantan en una búsqueda infinita. Acaso en ésta encuentren bienestar.  
Todo bien todo bien apunta al lenguaje popular instalado en cada encuentro cotidiano, más allá de los estados, enmascarando el tránsito incierto por nuestros días. El humor de Katz nuevamente nos da en el blanco. ⧫ 

👏CONFORTANTE
     Por Patricia Lanatta

➥TODO BIEN TODO BIEN
Dramaturgia/ Marcelo Katz, Carolina Pecheny
Intérpretes/ Cecile Caillon, Gastón Jeger, Mariano Russo, Ezequiel Sena, Eleonora Valdez
Diseño y realización de escenografía/ Ariel Vaccaro
Diseño de vestuario/ Liliana Piekar
Asistencia y realización de vestuario/ Maia Grinstein
Diseño de iluminación/ Ricardo Sica
Diseño gráfico y fotografía/ Pato Vegezzi
Música original/ Diego Vila
Prensa/ Sonia Novello
Redes/ Hernán Salcedo
Producción ejecutiva/ Adriana Yasky
Asistencia de dirección/ Lucía Reymundi
Dirección/ Marcelo Katz

Estreno/
Octubre 2024
Funciones/
Sábados de noviembre, 22:30 h
Centro Cultural de la Cooperación
Av. Corrientes 1543
Entradas/

viernes, 15 de noviembre de 2024

SOBREVOLAR EL CUENTO


El bufón Bertoldo viene a contarnos una historia. Nos dice que hacer reír a los reyes y funcionarios ya no es cosa sencilla. Desde su desempleo, nos comparte lo que sigue.
Tres príncipes juegan a la pelota en un patio de armas de un castillo "muy torreado", de fantasía -nos aclara el enmascarado narrador-, y ante la señal de "acción", los titiriteros, que hasta el momento permanecían congelados en la escena, ponen en movimiento el balón, articulado con varilla por una titiritera. Vestida de negro y con antifaz, soporta el juego. 
Hablan del poder de su padre, el rey, y de sus gobernantes: "aire, vacío y humo habitan la cabeza del primer ministro", comentan. Dos de ellos tienen cabezas de apariencia geométrica que los caricaturizan, puntualizando por ejemplo, la obsecuencia de Ajonjolí y Pompón (Ludmila Man, Ana Galati). Uno, sin embargo, es diferente, su nombre es Verdemar (Esteban Quintana) y su rostro es humano. Estos acertados señalamientos van introduciendo a la platea en los perfiles de los personajes, creados por su autor, Ramón del Valle-Inclán, hace tiempo y a lo lejos, en una farsa infantil estrenada en 1909, publicada y reeditada más tarde, dentro de la trilogía Tablado de marionetas para educación de príncipes.
Entrando en la técnica, los titiriteros los actúan desde la manipulación directa para cabezas y brazos, en tanto les prestan sus piernas.
Vuelvo al inicio, la pelota se va del juego reiteradas veces y se mete por la ventana del torreón, cuya puerta está cerrada con llave, que está muy bien guardada por la reina madre y además, colgada de su cintura. Existe una razón.
Suena una canción: "dame libertad, paloma real. Palomita, vuelas tan alto, sin temor al gavilán". Es la voz de un duende, capturado por el jardinero del palacio y prisionero en la torre. Se asoma al mirador y pronto llegan los acuerdos: devolverá la pelota a condición de ser liberado. Pompón y Ajonjolí no cumplen su palabra, en cambio Verdemar propone comportarse como un hombre de bien, en tanto el duende, hacerlo feliz en su reinado. 

El diseño de las cabezas de los títeres
 perfila la moral de los personajes

La música (Paula Vargas) marca la llegada de la reina (Lorena Azconovieta) En verdad, es un recurso significativo en la composición de los personajes, en la línea de parodiar la estéril pompa. Atuendo lujoso, acorde con su jerarquía, y rostro claramente cubista la retratan; sin mucho esfuerzo, un servidor le roba la llave. Ésta es representada por una figura plana que resuena... y, como por arte de magia, se manifiesta el duende verde. Articulado por tres titiriteras (Andrea Baamonde, Lucilia Mastrini, Yanina Campanini) para cabeza, piernas y brazos -manipulación directa y varillas-. Su aparición está enmarcada por notas de percusión, que apelan al universo del cuento maravilloso, y la titilante iluminación. Son éstas buenas resoluciones que encienden la imaginación en la platea.
Continúa sin pausa, el relato de caballería. Ingresa el rey Mangucián (Estanislao Ortiz) y el tono sigue aún más, en modo satírico para subrayar el acartonamiento y la ignorancia de los mandatarios. La pregunta silenciosa que a estas alturas flota en la platea es ¿por qué el duende cayó prisionero? 
El drama del soberano es que deshoja las rosas de sus jardines reales, que se ríe desde lo alto de las chimeneas y emite un eco burlón, cuando se reúne en Consejo con sus ministros... Pero el genio ha sido liberado y comienza otra historia, la de los traidores de su majestad.  Verdemar se ha exiliado. 

Bertoldo, personaje crítico, brilla en la versión 

La escenografía, trabajo ciertamente destacado, cambia y el bufón vuelve a escena, personificado por Bruno Gianatelli en una gran labor, desde que vincula la platea con la historia, manteniéndola alerta y agregando suspenso. Es un personaje censurador, que nos anoticia: "los bufones somos buenos para la gente holgazana y sin penas. Donde nadie come es la cosa más difícil del mundo el ser gracioso. Sólo en el Congreso hacen gracia allí las payasadas". Se acerca al público y, detrás de su máscara, dice más. Ariadna Bufano cuela por medio de este personaje, toda una crítica hacia el exceso y la crueldad del poder. 
La escena transcurre en una taberna donde Verdemar y Bertoldo se encuentran azarosamente, y es aquí donde comienza el principal conflicto de la obra. El bufón, que estuvo al servicio de la hija del rey Micomicón, le cuenta que Blancaflor (Julia Ibarra) está en sumo peligro. Un dragón ruge ante las puertas del palacio para que sea entregada. El príncipe, todo un caballero, decide matar a la bestia, pero sólo una espada de diamantes puede ejecutarlo.  
Sobresale en este punto un aspecto muy interesante de la puesta: la coreografía de los títeres y objetos. Mientras los personajes hablan, dos titiriteras, desde varillas, hacen danzar los contenidos del banquete. 
Cobra vida la ambición, a través del bravo Espandian (Fernando Morando) y vuelven a lucirse los movimientos coreográficos, que enriquecen las acciones y evitan que los textos, de gran belleza poética, les pesen a los títeres. Geroma, su mujer, (Gabriela Zamboni) debe obediencia al marido y repercuten en ella cuestiones de género. Se suceden luchas entre Verdemar y Espandían. Al son de la música, la coreografía se nutre de humor. 


El  plan
Bertoldo propone intercambiar vestuarios para que el príncipe pueda salvar su pellejo de los villanos de Espandian. Una mensajera del rey informa que quien mate al dragón será esposo de su hija y obtendrá la dote, que es la mitad de la corona. Las cartas están echadas para lo épico.
El cambio de la escenografía nos conduce esta vez al jardín de rosas del rey Micomicón (Mariano del Pozzo). Entre el lago y los cisnes, llora la princesa, cuyo rostro es humano. Oculto tras el vestuario de bufón, se acerca Verdemar. Su deseo es verla sonreír y se compromete a salvar el reino con su vida. Es aquí donde cobra sentido la promesa del duende. En las manos de sus manipuladoras, el genio dibuja su hechizo.
La música habilita una nueva transformación escenográfica y es el bosque para la infantina y su comitiva. La duquesa (Morgana Marchesi) y el maestro de ceremonias (Estanislao Ortiz) observan el ritual: Blancaflor debe ser ofrecida a la fiera en la Fuente de los Enanos. Es tradición. Pero la blanca princesa plantada está para romper la regla y Verdemar, dispuesto a acometer la hazaña. Dos a atreverse.
Luces azules y una sonoridad que anticipa el asombro, presentan a la bestia. Su cuerpo aparece fragmentado. De a poco, los titiriteros (Lorena Azconovieta, Ana Galati, Ludmila Man, Gabriela Zamboni, Estanislao Ortizlo componen, lo despliegan con alas, cola y una gran cabeza. El coloso brama. La platea queda en silencio. Su permanencia en escena es la suficiente para darle credibilidad al personaje. Bufano prescinde de recursos audiovisuales y sencillamente anima la criatura, lo hace con la actuación deliciosa de los titiriteros y su precisa marca de dirección. 

Alianzas necesarias

El último cambio escenográfico nos trae al jardín otra vez, donde la infantina pasea en una góndola, que no visualizamos y sí la vemos ondularse sobre las aguas desde la gestualidad de un paje. Completamente enamorada de su guerrero, espera.  
En el reino de Micomicón caen algunas máscaras (muchas están reservadas para el soberano) y disfraces. Los arrumacos entre las almas gemelas no se espoilean.
Elegir el texto de Ramón del Valle-Inclán y adaptarlo para el teatro de títeres y objetos es todo un desafío. La decisión de convidar la versión a las nuevas infancias encierra el reto inteligente de contarles una historia diferente para compartir con sus familias, e invitarlas a mantener ojos y oídos bien atentos. ⧫

👏ATREVIDA
     Por Patricia Lanatta

➥LA CABEZA DEL DRAGÓN
Autor/ Ramón del Valle-Inclán

Intérpretes/
Lorena Azconovieta
Andrea Baamonde
Yanina Campanini
Mariano Del Pozzo
Bruno Gianatelli
Julia Ibarra
Ludmila Man
Morgana Marchesi
Lucila Mastrini
Fernando Morando
Estanislao Ortiz
Olavia Paz Campos/Ana Galati
Esteban Quintana
Gabriela Zamboni

Equipo creativo
Diseño de vestuario/ Esteban Quintana - Katy Raggi
Diseño de luces/ Omar San Cristóbal 
Diseño de sonido/ Alan Guarinacci
Diseño de títeres/ Esteban Quintana
Diseño de mecanismos/ Alejandra Farley
Diseño de escenografía y objetos/ Estanislao Ortiz
Realización de vestuario/ Katy Raggi
Realización de títeres/ Alejandra Farley, Katy Raggi, Inés Sceppa, Ivo Siffredi
Realización de cabezas/ Equipo de Escultura 
y Pintura del CTBA 
Realización de escenografía y objetos/ Talleres del CTBA
Música original, interpretación y dirección musical/ Paula Vargas
Fotografía/ Carlos Furman
Versión para teatro de títeres y dirección/ Ariadna Bufano

Equipo CTBA
Coordinación de producción/ Constanza Comune Páez
Asistencia de dirección y coordinación de escenarios/ Lucas Bertonasco, Federico
Farano                                                                          Coordinación de vestuario/ Laura Parody 
Coordinación de realización/ Magalí Perel 
Producción integral/ Complejo Teatral 
de Buenos Aires 
Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín 
Directora/ Adelaida Mangani

Edad sugerida/
A partir de los 8 años

Sobre la obra
Estreno/ julio de 2024, Centro Cultural 25 
de Mayo
Integró la programación del FIBA, Festival Internacional de Buenos Aires
Distinciones/
Premio Nacional Javier Villafañe VI Edición
Nominaciones/
Adaptación o versión libre de texto para teatro de títeres y/u objetos
Diseño y realización de vestuario
Diseño y realización coreográfica
Mención especial a la Producción integral/ Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín
y Complejo Teatral de Buenos Aires 

FUNCIONES/
Sábados y domingos de noviembre, 17 h.
Cine Teatro El Plata 
Avda, Juan Bautista Alberdi 5765 
ENTRADAS/

sábado, 21 de septiembre de 2024

POR SIEMPRE AMADEO



Acercarse a La Flauta Mágica siempre es un encuentro extraordinario, Es saber que Wolfgang Amadeus Mozart nos invita a poner luz sobre la oscuridad. Soñar despierto por siempre jamás, es el mensaje más potente de esta versión, sobre idea de Daniel Casablanca. 
Desde el inicio, la sensación que tiene el espectador es muy grata y va in crescendo a medida que transcurre la obra. Casablanca es el gran anfitrión, pero no diré más sobre esto. Hay que descubrirlo. 
Amadeo es el nombre de su personaje, el sereno de un teatro que ha cuidado desde hace largo tiempo. Todo lo conoce, todo lo ama. Suenan los rumores de la venta y no está dispuesto a renunciar a él. Duerme y sueña, sueña con la ópera y decide montarla. Tamaña empresa y en apenas dos días. Desea salvar su morada, que está a punto de ser demolida para transformarse en una torre, con un gran estacionamiento. 
Manos a la obra. Es hora de imaginar. Amadeo cierra sus ojos y cuando imagina, no sin  pasión, la ópera comienza a nacer. Los primeros en salir a escena son los músicos, los personajes "estrella" del soñador", que lo inspiran a través de la varas fantásticas del piano, clarinete, violín y violoncelo. 
Carlino, el empleado de la inmobiliaria (Juan Cottet), con cartel en mano, acelera la noticia, la hija de la dueña de la inmobiliaria (Valentina Miguez), que desea, con fervor, actuar, será la princesa. Pronto, Carlino será convencido para interpretar al príncipe. Es que de a poco, el sereno los contagia o más bien, enciende en ellos la llama de la escena. Amadeo es el gran director y a falta de elenco, es también Papageno, el joven cazador de pájaros. Laura Silva interpreta el doble rol de la reina de la noche, la villana mozartiana y, a la vez, de Amalia, la malvada de la historia, esa mujer que tuvo su gloria teatral alguna vez y que hoy prefiere olvidar. El señor Ástor, su marido (Jorge Maselli), deja el plan en manos de Amadeo. 

Amadeo aviva la pasión en Ástor,
interpretado por Jorge Maselli

El encanto de los titeres
Un acierto del musical es la participación de los titiriteros del San Martín. Myrna Cabrera, Eleonora Dafcik y Román Lamas interpretan títeres de sombras que completan fragmentos del relato. Es un recurso inteligente que tiende un puente a la platea de los más chicos y genera más seguimiento a la trama. A la gracia de los títeres se suman ilustraciones, también, la imagen animada, que agrega un ingrediente distinto a ciertos personajes. por ejemplo, a Amalia. El vestuario también le pone a éste una pizca de asombro, acaso por ser la figura más misteriosa. En cuanto a la escenografía, escaleras y andamios son suficientes para señalar que hay que poner en marcha el teatro. 
Lo cierto es que Bervih, Casablanca y Sahade se las ingenian para contar el encuentro  amoroso entre Tamino y Pamina, con sus conocidos obstáculos, vinculan el libreto a nuestra territorialidad y avisan una problemática que palpita en el espectador: la vida del teatro y su continuidad. Si sublimamos esto último, la versión pone el tilde en el arte por encima de "las variaciones del mercado".

Laura Silva, la doble villana, 
se luce en la versión
 
Los intérpretes
Amadeo cuenta con un elenco que se distingue con muy buenas interpretaciones, coreografías y voces, que gozan de un visible entrenamiento. Así, la comedia se construye y descansa en el fuego teatral. Dice Amadeo: "este vestuario corresponde a Elena Tasisto, cuando interpretó a Don Gil de las Calzas Verdes", éste otro, "al gran Casablanca en La Tempestad". Se ríe de sï mismo (se recuerda en la escena). Jerarquiza y pone en valor la historia del teatro. 
Casablanca juega con el público todo el tiempo, desde el primer segundo que sube al escenario, dispara la risa del espectador como sólo él sabe hacerlo y ríe con él. Desde su bello personaje -por ser pleno de bondad, picardía y lucha- saca vestiduras de un baúl, no se rinde y transforma la circunstancia. Esto es un punto interesante de la puesta en escena que se enlaza con la infancia: la búsqueda de ropaje en alguna valija o altillo, para jugar a ser. En esta construcción escénica, el objeto musical mágico será una flauta de pan, que en manos de Amadeo tendrá consecuencias disparatadas.
La dirección de Bervih y Sahade fluye con buen ritmo y gran sensibilidad. Con expertise, han compartido trabajos dedicados a la niñez, como la deliciosa Yatencontraré (2019), escrita e interpretada por Bervih-Casablanca y dirigida por Andrés Sahade. 

Casablanca se enseñorea del escenario
 de la Casacuberta

Las partituras de La Flauta Mágica se intercalan con las letras de canciones de Pablo Grinjot, a cargo también de la dirección vocal. El inicio de un soneto nos dice: 

Se apagaron las luces del teatro
Y el señor del flautín cuenta hasta cuatro
Se escucha el balbuceo de la escena
Los leones salieron a la arena

Daniel Casablana es actor, director, autor y docente; integrante de la celebrada Banda Los Macocos, con quienes estrenó 16 espectáculos a lo largo de 39 años. En su fascinante carrera, como actor y director, recibió los premios Trinidad Guevara, Teatro del Mundo, Voz, Pepino el 88, ACE, Florencio Sánchez, Getea a la trayectoria y María Guerrero a la excelencia. Dicho esto, regreso a Amadeo. El carismático actor, más allá de su personaje, compone una suerte de maestro de ceremonias. Hilvana el espectáculo, que no pierde en ningún momento su espíritu festivo. El aplauso es una constante en la obra, es agradecido y, en muchos momentos, emocionado. 
La versión es entrañable, nos acerca y homenajea el genio de Mozart y, al mismo tiempo, celebra el ritual del teatro. ⧫ 

👏ENTRAÑABLE
     Por Patricia Lanatta

AMADEO
Idea inspirada en La flauta mágica/ Daniel Casablanca

Elenco/
Daniel Casablanca/ Amadeo
Laura Silva/ Amalia
Jorge Maselli/ Señor Ástor
Valentina Miguez/ Carmina
Juan Cottet/ Carlino

Músicos en escena/
Leo Heras/ clarinete
Pablo Grinjot/ piano
Pablo Heras/ violín
Florencia Genera/ violoncelo

Titiriteros/ 
Grupo de titiriteros del Teatro San Martín
Myrna Cabrera
Eleoora Dafcik
Román Lamas

Texto/
Guadalupe Bervih, Andrés Sahade, Daniel Casablanca
Versión musical/ 
Leo Heras, Pablo Grinjot
Entrenamiento vocal/ 
Laura Silva
Ilustraciones/
Ernesto Sotera
Diseño de imágenes para teatro de sombras/
Myrna Cabrera, Eleonora Dafcik, Román Lamas, Alejandro Szklar
Coreografía/
Flor Piterman
Asistencia coreográfica/
Clara Suárez Lastra
Diseño de vestuario/
Analía Cristina Morales
Diseño de escenografía/
Duilio Della Pittima
Diseño de iluminación/
Magalí Perel
Fotografía/
Carlos Furman
Diseño de sonido/
Pablo Minici
Letras de canciones y dirección vocal/
Pablo Grinjot
Arreglos y dirección musical/
Leo Heras
Producción técnica/
Fernanda Blengio
Dirección/ Guadalupe Bervih, Andrés Sahade

➥Edad sugerIda/ 
A partir de los 6 años

Sala Casacuberta
Teatro San Martín/
Av. Corrientes 1530
Web/
Funciones/
Sábados y domingos de septiembre, 14:30 h
Entradas/

miércoles, 18 de septiembre de 2024

CON VUELO PROPIO

Los Payasos del Matute vuelven a iluminar el escenario del Teatro Beckett. Brillan en "3er. cordón del conurbano, una tragedia marrón", uno de los mejores espectáculos de la cartelera actual. En esta versión, en un cruce ingenioso entre el lenguaje del clown y circo, se sumergen en el teatro para las infancias para contar a las familias una historia real: la quema de libros ocurrida el 26 de junio de 1980. Contexto dramático en la Argentina: los tiempos de la dictadura cívico-militar, con su estela de barbarie. Con las licencias poéticas y estéticas adecuadas, Mariano Bragán y Paula Sánchez escriben la historia, con texto y didascalias que contienen relevancias ideológicas y simbólicas.

En el escenario nos esperan los músicos -un señalamiento frecuente en sus trabajos-. Hay andamios, libros apilados, diversos. Dos personajes, Fermín y Boris, nos narran desde la acrobacia y destreza cómo deben ocultarse para poder leer textos prohibidos pero tan especiales para ellos. Mientras tanto, Amanda, la cuidadora, informa su disposición con esmero y detalle. 
De golpe (la locución adverbial de modo se hace elocuente), ingresa una cuadrilla de clowns, vestidos con pilotos largos y oscuros, y cascos. Son tres deliciosos payasos, simulando ejercer una disciplina que apenas pueden observar. El paso marcial lo subraya decididamente la percusión. Se presentan con gracia al público, se entremezclan con nosotros. Sin embargo, vienen a secuestrar libros, a cuestionarlos primero y a desaparecerlos después. Los toman con ignorancia. Liliana Bodoc, Laura Devetach, Elsa Bornemann, Mario Lodi, Beatriz Doumerc, Margarita Belgrano, María Elena Walsh, Antoine de Saint-Exupéry, entre tantos otros, autores que encendieron la imaginación de muchas generaciones, algunas de ellas presentes en la platea. Se apropian de la cultura, del preciado patrimonio, intentan justificar su acción, calificando la literatura de peligrosa. Los arrojan a un carro y una obsecuente ayudante escribe en una máquina de escribir "lettera" (en sintonía con la década) las características nocivas en cada uno: "exceso de democracia", "fomenta la participación ciudadana". Claramente, estalla la risa. Cada tanto, los payasos superponen sus parlamentos torpemente, como tratando de convencerse a sí mismos de la tarea que vienen a acometer.
Un teléfono, asimilado a los años 80, suena con estruendoso timbre y, del otro lado, "los altos mandos" transmiten la orden de incinerar 24 toneladas de cuentos, poemas ..., de historia: la nuestra. Mientras tanto, los defensores del galpón abandonado piden, en especial a la platea de los chicos y chicas, auxilio, los hacen cómplices de una noble labor; todavía más, nos atraviesan para que más tarde, suceda la mejor parte. 

Hubo una vez

La obra está basada en la quema de libros del depósito del Centro Editor de América Latina, perpetrada en un terreno baldío de Sarandí, en Avellaneda. Es por tanto, una crónica que habita el barrio. Amanda Toubes fue miembro de aquella editorial y por esta razón, la versión la homenajea. Durante el proceso de investigación del espectáculo, reveló que fue obligada a presenciarla y porta sin duda, el espríritu de la resistencia. Luego de dos años de estar secuestrados, autorizaron la hoguera, en la versión, por disposición de la AAA (Autoridad de las Autoridades Autoritarias). Y, para colmo de ésta, la humedad de los textos dificultó que prendieran fuego. ¡Se resistieron! Muchos fueron rescatados por los vecinos y moran en sus casas, excepto las 24 toneladas. 

Vuelos y acrobacia en aros
se convierten en grandes refugios

Los autores

Mariano Bragán, miembro fundador del Grupo Los payasos del Matute, se formó en las técnicas de clown con maestros como Claudio Martínez Bel, Raquel Sokolowicz y Rafael Zicarelli; en teatro comunitario, con un inestimable referente, Ricardo Talento, recordadísimo por estos días en los que la comunidad artística lo despide.
Por su parte, Paula Sánchez, actriz, investigadora y directora de esta obra, es coautora y dirige la Compañía Ligeros de Equipaje, destacada agrupación de teatro y música, especializada en la creación de espectáculos para las infancias, desde 2008, Juntos, parecen haber encontrado un modo eficiente de trabajo, cuyos horizontes son memoria, identidad y territorio. 
Ciertamente, encontraron que esa forma de cumplir el deber era tan trágica como cómica: ordenar que aquello apropiado ardiera "de manera pública" terminó de construir un auténtico disparate. Gran lectura.

Mariano Bragán, Alejandra Robles, Carolina Ghigliazza

La combinación de circo y clown convierte entonces el episodio siniestro en una versión sencillamente desopilante. Lo vemos desde el punto de vista de los personajes: el villano es burocrático, con metodologías inútiles; sus acompañantes son igualmente inoperantes -personajes sostenidos con muy buenas actuaciones-. La contrapartida: Amanda y los intrusos, desborda la escena con ternura. Fermín busca un libro dedicado por su abuelo, persigue la memoria, en tanto Boris, es otro homenaje que se permite la Compañía: Boris Spivacow, creador de la editorial. El otro gran protagonista es el público, en especial de niñas y niños.
Es interesante la incorporación de los audiovisuales en el relato. Al principio, el video nos introduce en el momento histórico, a través de voces de otros niños. Luego, la proyección de imágenes convida la metáfora de la lectura: una herramienta poderosa para aprender, pensar y mejorar el mundo. El desafío está hecho: tomar el acontecimiento y transformar la salvajada en una reflexión, a través del humor.
Las páginas de los libros abiertos serán las alas del lector para emprender el vuelo propio.

👏IMPRESCINDIBLE

     Por Patricia Lanatta

24 TONELADAS
    Autoría/ 
    Mariano Bragán, Paula Sánchez
    Intérpretes/ 
    Mariano Bragán, Carolina Ghigliazza, 
    Alejandra Robles, Guido Sotomayor,
    Marcelo Vega, Lucía Viera                
    Escenografía/ 
    Patricia Bontas
    Vestuario/
    24 Toneladas
    Músicos en escena/ 
    Laura Bragán, Nicolás López
    Técnico/ Germán Navarro
    Video y diseño gráfico/ 
    Paula Sánchez
    Fotografía/ 
    Gentileza Teatro Roma de Avellaneda
    Montaje, técnico en seguridad de vuelos/   
    Marcelo Vega
    Colaboración artística/ 
    Escuela Municipal de Circo de Avellaneda 
    Puesta en escena y dirección/ 
    Paula Sánchez
    Producción/ 
    Cía. Payasos del Matute
    Prensa/ 
    Daniel Franco
    Difusión en redes/
    Abril Bernardo

Edad sugerIda/ 
    A partir de los 6 años

    Beckett Teatro/ 
    Guardia Vieja 3556
    Funciones/ 
    Domingos de septiembre, 17 h
    Entradas/
  
Premios y menciones
    ⧬Declarada de Interés Municipal 
       Consejo Deliberante de Avellaneda
    ⧬Ganadora de las Fiestas Regionales Teatro
       Región 3
    ⧬Ganadora Premio
       a la Transformación Cultural
       Fiestas Provinciales Teatro de Bs. As.
    ⧬Ganadora Premio
       a "labor actoral" Mariano Bragán
    ⧬Integró Vení de vacaciones al Cervantes
       TNC 2023