→DESECHOS DE ASUNTA
Autora/ Julieta Desmarás
Colección Pez Náufrago
Ediciones del Dock/ 1a. Edición/ 56 p.
Buenos Aires/ Año 2022
Por Patricia Lanatta
El autor del prólogo y director de la Colección Pez Náufrago, Jorge Aulicino, advierte sobre lo
fantasmagórico del texto. La autora dialoga con un espectro al que le señala su
ligereza al revelarse:
Alucinación
¿Por qué venir a ocupar la hora en que no existís?
(Hasta la ínfima flor es prudente con sus giros de luz.)
Asunta es “evanescente”,
subraya Aulicino. Su imagen proviene del recuerdo pero a su vez, se recuesta y
fortalece sobre un lenguaje concluyente. Precisamente, para amarrarlo a alguna
realidad pretérita.
Asunta, de Galicia, existió. Fue parte de la biografía de la autora, de
su niñez, cuando visitaba la casa de las tías de su padre. De oficio costurera, vistió a “Evita” con abnegación, para la eternidad.
Pero
de vuelta, ¿cómo se reconstruye la figura de un ser querido cuando su rostro ya
no aparece nítido, ni su voz resuena con claridad en las memorias? En tal caso,
¿cuáles son las soluciones a las que apela Desmarás para transmitir al lector
esa tierra que sólo ella acaricia?:
Entredós
A mis ocho,
Asunta lleva pelo de nube.
La veo asomarse al pasillo,
mis ojos se ensanchan.
Quiero ir al médico de su dolor,
no la molestes, dice mi padre,
se ha puesto sola.
Asunta al oído
Vieja costumbre que un hombre llame
mi mujer a una mujer.
Una mujer es un canto.
¿Quién puede atrapar un canto?
Ciertamente, la poeta perseguirá gusanos de
luz para que harta de palabras,
enciendan palabras otras. Presionará su ausencia, apagará sus miedos. Hablará en voz baja para no espantar la remembranza, dibujará su cara. Rememorará el perfume que la nombra:
Alumbramiento
Verte llegar
cuando tu rostro
ya se ha ido.
Algo así
tal vez sea
la escritura y su conjuro.
Todavía más, se preguntará adónde va lo que se olvida,
para concluir que el tiempo tritura todo:
Entrepuente
Mientras el mar trabaja,
los vestidos viajan parados.
Cuelgan su baile por el mareo
de las miradas que salen a proa
queriendo un pedazo de sus tejidos.
Ella desconfía de las olas,
los cuida de pie al océano.
Hay que hacer guardia.
Donde no hay hombre ni mujer,
perdura la fábula.
Podemos convenir en
que hay hechizo en las páginas del poemario. La autora cose fragmentos de su vida y los borda, en el deseo de capturar el territorio de su infancia. Después de
todo, como señala Desmarás:
Nada, tesoro
Las olas de la infancia
no se responden.
Perpetúan con fuerza,
arrastran siempre
la misma pregunta.
¿Adiós es una orilla?
Mientras,
nada.
Existe.
En el epílogo del texto, una
entrevista permite descubrir facetas muy ricas de la autora y el entramado de la escritura. El lector termina de completar el caro fantasma. Justamente ahí, donde el lenguaje se agota en su significación, la poeta intenta retener el recuerdo con la ficción de la poesía. La palabra vibra...
Desde la costura de Asunta, Julieta Desmarás se afirma:
Al fin
Esa, que ya no eres, escribe.
Esa, que ya no eres, escribe.
Julieta Desmarás
Nacida en 1982, en
Buenos Aires, con niñez transcurrida en la Patagonia. Mágister en Escritura Creativa (Universidad Nacional de Tres de Febrero), formada en teatro y dramaturgia con Mauricio Kartun y Ricardo Bartís, entre otros. Basta hojear la solapa del libro-poema para acceder a su expertise sobre antologías de poesía y relato en Argentina y el exterior; premios nacionales e internacionales que acreditan su obra, con publicación en Argentina, Chile, Brasil, España, Francia, India, Grecia y Estados Unidos.
Los textos de poesía El río y su cajón (2013), La voz mayor (2018), el monólogo El valle de las lágrimas (2020) y la reciente obra La Canoera (mención honorífica, 2021, FNA) integran su pluma singular. ⧫