En el espacio Filisberto del porteño barrio de Almagro, acaba de estrenarse una obra notable que enciende la reflexión sobre los tiempos violentos que padecemos y compartimos. El
texto es tan duro como la realidad que teatra, la que no podemos soslayar. El
dramaturgo y director del material, Galo Ontivero, nos convida esta
versión con maestría, desde la comedia dramática, y es este abordaje el que nos permite reírnos
de los personajes y paralelamente, soportar el odio que drena de los cuerpos.
Felipe, un adolescente
de apenas 14 años, ha golpeado a su par Ramiro, en la escuela. Dos compañeras completan el ataque. A partir de este hecho, la institución cita a los padres de ambos
jóvenes.
Todas las actuaciones se lucen intensamente, cada quien en su rol, en un ritmo que nunca decae y que mantiene viva la mirada del
espectador. Desde el humor y el absurdo, el público ingresa a los
perfiles, a su fractura, a la rabia que destilan y transmiten a sus hijos. Después de todo, son sus réplicas más genuinas. Instalados en sus '40, corren
detrás de sus ocupaciones laborales y/o profesionales, aducen que no cuentan
con demasiado tiempo para dicha reunión: esquivan el dolor.
Valentina (Victoria
Paez), especializada en constelaciones familiares específicas, mira su auto estacionado, a
través de una ventana del salón. Liliana (Maia Lancioni) entra y sale sin cesar, para cargar con agua una inseparable botella. Se victimiza al denunciar un problema renal, lo antepone a la razón por la que fue convocada. Su
esposo, Rafael (Fernando De Rosa), llega tarde, su corporalidad señala poco
deseo de asistir. Mauro (Diego
Berone) envía audios de WhatsApp al “Ministerio de Bienestar Social”, donde
trabaja en el área de Comunicación. Parece disfrutar su empleo, aunque en la
vida cotidiana con Valentina el diálogo no prospera.
Desde la dirección, resulta potente el planteo del registro de actuación: lo violento en cada uno va escalando niveles extremos y, de
nuevo, la risa visita la platea entre corridas, enfrentamientos, facturas hacia el propio vínculo filial y situaciones insólitas que involucran símbolos patrios. En este último procedimiento se desliza un desdén por lo institucional.
Felipe ha agredido a Ramiro. La agresión es parte de su comportamiento social: demanda a través de ésta; "doxea" a sus profesores y compañeros, publicando en línea información personal.
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A modo de ausencia, la institución se encarna en la preceptora |
En todo este revuelo, a la preceptora (Mónica Driollet) le toca encarnar el papel de la institución; en verdad, una interlocutora entre la escuela y los padres. Simplemente, describe el episodio y exhibe con extrañamiento, los videos subidos a las redes sociales.
Vuelvo al autor, que además es docente
investigador. El texto de Ontivero refleja en parte, la lectura de Mark Fisher (1968-2017), profesor, filósofo y crítico cultural británico, que en su crítica al capitalismo, sostiene que la imposibilidad de imaginar un futuro genera odio. Esto se visibiliza en los personajes, algunos desde su frustración por no poder ser aquello que
soñaron; otros, por la necesidad de destacar aquello que lograron, pero que no alcanza para aliviar el malestar.
La frutilla del postre
en esta puesta es la inteligencia en visualizar a los adolescentes protagónicos por fuera de la escena, situándolos a
través de sus producciones en las redes: "canal de expresión naturalizado", con la violencia emanada de los padres y de la sociedad en la que
viven, frente a la falta de referentes políticos que procedan con un ejemplo habitado por mayor certeza y ética. El lenguaje derrama el agravio; la imagen, una caricatura grotesca, descarada.
Asomarse al mundo adulto sin poder avizorar un mañana donde crecer y desarrollarse en armonía, con valores de respeto por el otro, es la consecuencia.
Todo acontece en sólo
55 minutos, en el espacio de la actriz y directora Adriana Garibaldi. Definitivamente, una versión auténtica que nos interpela
a todos. ⧫
👏LEGÍTIMA
Por Patricia Lanatta
➥ EL ODIO EN EL CUERPO
Elenco/
Diego
Berone (Mauro)
Fernando De Rosa (Rafael)
Mónica Driollet (Mónica)
Maia Lancioni (Liliana)
Victoria Paez (Valentina)
Actuación en video/
Santiago Longo
Diseño de
escenografía, vestuario e iluminación/
Grupo El odio en el cuerpo
Música/
Javier Escobar
Asistente
de dirección/
Darío Cassini
Dramaturgia
y dirección/
Galo Ontivero
Fotografía/
Gisela Favaro ⇢IG @gisefavaro.psi
Redes
sociales/
IG @elodioenelcuerpo
Funciones/
Sábados, 20:30 h.
Filisberto
Yatay 112
Entradas/