y habilita al espectador a
degustarlo, cuatro siglos más tarde.
Alguna entrañable razón anida la elección de
actualizar una obra del Siglo de Oro español, sostenida en una comedia de enredos escrita en
el 1600. A priori, impacta el casting
de la obra, con muy lucidas y parejas actuaciones, que mantienen la gracia y la
intriga de principio a fin sobre diálogos en verso, francamente impecables.
Su director, Santiago Doria, es inteligente, prolijo
y eficaz a la hora de adaptar textos que requieren una impronta que habilita al
espectador a degustarlos, en este caso cuatro siglos más tarde. Lo logra en una
puesta que combina equilibradamente prosa, humor y frescura.
Este elenco viene a contarnos que la joven Fenisa (Ana
Yovino) debe contraer nupcias con el capitán retirado y entrado en años,
Bernardo (Gabriel Virtuoso). Aun cuando su madre (Belisa) creyóse que había posado su mirada en ella y renuncie a su deseo ardiente
por el bien de su hija. Una actuación por parte de la actriz (Irene Almus)
superlativa, desde que expone los mejores ingredientes de la poética del autor,
Félix Lope de Vega, que arroja sus personajes a finales del siglo XVI, en la
calle madrileña Los Jardines.
La juventud tiene la fuerza de una estampida de
caballos…
Fenisa ha
mirado de manera profunda a Lucindo (Mariano Mazzei), el hijo del capitán, y se las ingenia para
que la encuentre y repare en sus dotes. Prontamente, Cupido se instala entre ellos. A partir de aquí se desata la trama
de picardías, malentendidos, engaños y graciosas sustituciones propias del
género. Alrededor de estos personajes giran otros roles: Gerarda (Monica
D´Agostino), enamorada de Lucindo, Doristeo (Francisco Pesqueira), embelesado
por la primera, y Hernando (Pablo Di Felice), fiel servidor de Lucindo, que corta
tela para el encuentro entre los enamorados; personaje además, de gran
complicidad con el público porque posee la libertad de producir parlamentos
aparte y compartir pensamientos y
estados con la platea.
➧Fernando Lendoiro
Vuelvo a las actuaciones, tan acertadas en el
seguimiento de la prosa como en su máxima expresión: los versos salen de sus
bocas recalando primero, por la totalidad de sus cuerpos gestuales. Brotan de
ellos la melodía. Comparten versos entre cuatro y hasta entre siete personajes,
operaciones que indican una magnífica labor de dirección de actores, de gran
ritmo escénico. La espectacularidad del elenco brilla sobre una escenografía despojada,
que se reduce a dos bancos de madera que, alternativamente y en distinta posición,
se convierten en balcones o asientos de
época. Este detalle -lo mínimo- permite involucrarnos aún más en el texto y
librar la fantasía, con el aporte de la iluminación (Leandra Rodríguez), que
logra los amaneceres inciertos y las noches
de insomnio que inspiraron al autor.
Como en toda comedia de enredos y marañas, hay justicia
poética donde los personajes principales alcanzan su cometido y el resto celebra
o se contenta con amores que compensan carencias. Después de todo, lo importante
es paliar la soledad.
La música no es un ingrediente menor en esta puesta. El aire de zarzuela (Gaby Goldman) pone salero y suspenso en el final de las escenas, envolviendo el estado de los protagonistas que en varios momentos, también cantan. Mientras que el vestuario (Susana Zilbervarg), ciertos peinados y sombreros dan crédito a la historia.
La música no es un ingrediente menor en esta puesta. El aire de zarzuela (Gaby Goldman) pone salero y suspenso en el final de las escenas, envolviendo el estado de los protagonistas que en varios momentos, también cantan. Mientras que el vestuario (Susana Zilbervarg), ciertos peinados y sombreros dan crédito a la historia.
Enfáticamente, Lope pone de relieve la astucia femenina en la resolución de conflictos que tradicionalmente, se zanjaban con la
intervención masculina. Muy por el contrario, alegre, segura y dispuesta a burlar controles sociales, la dama teje situaciones y se sale con la suya en la concreción de un amor a
primera vista, que la salvará de
solitarios días.
Doria consigue acercarnos una perla del Siglo de Oro
español, en una versión que no la altera y a la vez, capaz de emocionarnos. Vuelve a la historia
del teatro y sabe muy bien cómo hacerlo. ⧫
Opinión: muy
buena
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_
LA DISCRETA ENAMORADA
Autoría: Félix Lope de Vega
Elenco: Irene Almus• Monica D´Agostino•
Pablo Di Felice• Mariano Mazzei• Francisco Pesqueira•
Gabriel Virtuoso• Ana Yovino
Vestuario: Susana Zilbervarg
Realización de vestuario: Stella Giorgio/ sombreros: Traipi
Realización de vestuario: Stella Giorgio/ sombreros: Traipi
Iluminación: Leandra Rodríguez
Asistencia de iluminación: Sofía Montecchiari
Asistencia de iluminación: Sofía Montecchiari
Música original: Gaby Goldman
Fotografía: Fernando Lendoiro
Fotografía: Fernando Lendoiro
Producción ejecutiva: Rosalía Celentano
Prensa: Haydée Marocchi
Prensa: Haydée Marocchi
Asistencia de dirección: Gastón Ares•
Jazmín Ríos
Adaptación y dirección: Santiago Doria
Adaptación y dirección: Santiago Doria
Viernes y sábados, 20 h
Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543)
Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543)