CHOCOLATE POR LA NOTICIA
En el principio, clima de Revolución de Mayo. Lo sabemos por el vestuario, por los paraguas. La historia cuenta que en la Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, pocos eran quienes podían comprarlos, probablemente los ciudadanos más adinerados, funcionarios del Cabildo. Lo cierto es que en esta versión y tal como lo retrata la pintura de la época, llueve como aquel día y una graciosa vendedora de paraguas circula en las calles coloniales. Ema Fernández Peyla la compone con mucha comicidad y resalta además, una consabida idiosincracia: la "viveza criolla". A cada venta que hace, le aplica un precio mayor... Lo cómico estará instalado a lo largo de toda la puesta, elección acertada que imprime soltura y frescura a todo el relato.
Pronto irrumpe en el retablo la protagonista, una niña de 8 años, típica del Siglo 21: tiene toda la curiosidad del mundo y está muy informada. Su apariencia no responde a ningún estereotipo. Luce boina, jeans y borcegos. Quiere representar en el acto de la escuela a Don José de San Martín.
La versión va al pasado una y otra vez, para rescatar perlas de la historia, momentos que durante muchos años fueron transmitidos por hombres. Aquí cuentan las mujeres.
Juana tiene una gran abuela, que le revela a su nieta la vida de grandes protagonistas de la Argentina, casi olvidadas o de las que se sabe muy poco. Juanita la escucha y nosotros, los espectadores, conocemos a través de distintas técnicas -atractivos y empáticos títeres de mesa, varilla y sombras- singulares mujeres: aquellas de las invasiones inglesas -cuadro con alta dosis de picardía-, donde Martina Céspedes y sus hijas engañan a los soldados cuando piden pasar al baño de su pulpería; la brava Juana Azurduy, el valor de Pascuala Meneses, hábil para el uso de las armas, montar su caballo y defender a su hombre; las damas en las "tertulias", donde entre pieza y pieza de piano, se hilvanan las ideas revolucionarias.
Crédito⇢Gentileza Alejandro Baccarat
El paraguas aparece también en la estructura del títere, para el clásico miriñaque debajo de las faldas; las piernas de los soldados, otorgando la rigidez del paso militar; el mango que compone la cabeza de un brioso caballo, el de San Martín.
La manipulación de objetos y títeres es fluida. A la niña le soplan vida -en muchas escenas- las titiriteras Sandra Antman y Ema Fernández Peyla, con movimientos rápidos para crear la personalidad de una criatura inquieta, parecida a las niñas y niños que la miran desde la platea. Y cuando se vincula con la abuela (Mariel Lewitan), ese modo de actuación entre títere y actriz es muy natural, íntimo y en varios pasajes, conmovedor.
Finalmente, la platea se anoticia de páginas sabrosas de la historia, conoce una perspectiva diferente de la mujer y con la propia mirada, tiene la maravillosa oportunidad de enriquecerla. ⧫
👏 MUY BUENA
Patricia Lanatta
Sábado 20 y domingo 21, 17 h / ÚLTIMAS DOS FUNCIONES
➥ Centro Cultural de la Cooperación /Av. Corrientes 1543/www.centrocultural.coop
⬎
Libro, dirección, música original y diseño de sonido: Mariano COSSA
Actuación y manipulación de títeres: Sandra ANTMAN, Ema FERNÁNDEZ PEYLA, Mariel
LEWITAN
Diseño y realización de títeres, objetos y escenografía: ANTMAN, F. PEYLA, LEWITAN
Vestuario: Alfiler de Gancho
Diseño de luces: Leandra RODRÍGUEZ
Fotografía: Alejandro BACCARAT