El elenco ingresa desde atrás de la Sala, nos sorprende, se entrecruza y se ubica en la escena en los roles de actores, titiriteros y narradores. Un poco antes, la música sobre el teclado que transporta a la nostalgia, apoyada en una iluminación que instala la penumbra, nos permiten entrar al contexto de nuestro pasado, a una página horrorosa de nuestra historia, esa que todavía nos duele y necesariamente lastimará siempre, para que nunca más se repita.
La Compañía El Nudo rinde homenaje a los desaparecidos en la última dictadura cívico militar de 1976 y lo hace en la figura de las hermanas y los hermanos, en los que partieron sin saberlo y en los que quedaron. Así enunciado, la puesta en escena no puede no fragmentarse. Nelly Scarpitto, figura central del Grupo, la pergeña en tiempos de la pasada pandemia, y no fue casual que en esas largas e inciertas horas de confinamiento, surgiera desde los recovecos del recuerdo lo peor y lo mejor de la vida.
El texto lo escribe en colaboración con Julieta Grinspan y Claudia Villaba, tomando la propia vivencia, lo que "pudo" retratar la memoria, lo que otros contaron. Decía que el elenco toma los roles de actuar, animar y narrar. Por momentos, al igual que nosotros, son espectadores del acontecimiento siniestro. La tarea de expectar nos cuesta a todos.
Partidas... se mete en lo biográfico al abordar la historia de Ana y su hermana, basada en entrevistas realizadas por Nelly Scarpitto. Se sumerge en el teatro de lo real, en el territorio de las personas y sus mundos y les otorga teatralidad. Se acerca de este modo, al biodrama, pero con la particularidad de no ser narrado por la protagonista en la vida real sino por una actriz y titiriteros.
Los retablos se desplazan y comienza a danzar el espanto. Julieta Alessi es la protagonista ficcional, que pone la palabra. Su composición es conmovedora cuando va atrás en sus recuerdos, buscando a su hermana mayor, rememorando una y otra vez, la hora en que irrumpieron en su hogar, el secuestro, el miedo, el ropero que la ocultará, la certeza: Ana no está.
Con vestuario cotidiano,
El Nudo compone el espectáculo
Los títeres y objetos
El títere en la técnica de manipulación directa, articulado de a dos y tres titiriteros, cobra vida en el vínculo entre las hermanas: un racconto tierno en el cuarto de la infancia, en la soledad de la pequeña y su esfuerzo por restaurar su breve pero intenso lazo con Ana. En la evocación, las hermanas dialogan poco, la remembranza es la caricia al borde de la cama, el juego en la playa.
La construcción escénica es tan fugaz como el recuerdo: los juegos entre las niñas a la orilla del mar, aparecen sobre el desenlace de la obra y capturan la belleza de ese irrepetible momento. Los titiriteros pueblan con objetos el retablo de arena y animan esa memoria con ajustado ritmo y delicadeza; el sonido del mar y la iluminación, que abandona la tiniebla, las recupera a ambas en el lapso que dura la invocación.
El mar, sin ser pecador, tiene protagonismo en la historia. Diseñado y construido con gran síntesis, es la metáfora de la muerte. Su movimiento se habilita desde un engranaje, una manivela que lo ondula y que señala su capacidad para recibir y devorar. Sobre él, dos barcos de papel navegan, pero sólo uno queda: la huella imborrable de una infancia partida.
¿Cómo construir semejante borde histórico? Porque asistimos a un teatro que no es ficción sino que documenta. La puesta permite que el texto se cuele en el títere, el objeto, la lectura, el relato y el audiovisual, recurso que inevitablemente, nos devuelve el terror en las calles, la persecución a través de aquel reconocible modelo de auto: el Falcon verde.
En el retablo, una casa de papel y tres soldaditos armados, manipulados por tres titiriteros. Juegan con un cubilete y tiran dados, el número marca el avance que cada uno tendrá hacia la morada: su objetivo. Violentan la puerta y salen "forzadamente" dos documentos, que ingresan a un camión camuflado. El objeto documento es contundente, todos sabemos de qué se trata. De golpe, aparece otro diminuto. Alguien se lo queda, alguien se lo apropia...
En todo el procedimiento, los manipuladores hablan entre sí, como si no se tratara de un allanamiento (aunque desde el lenguaje, se lo define antes que acontezca). El juego los exculpa, los distancia. La tarea macabra es cumplida en su obediencia debida. Es éste un cuadro muy logrado del teatro de objetos. Ciertamente, la Cía. tiene 25 años en el mundo de la titiritesca, una expertise sostenida y destacada, que los faculta a contar desde el género, aquellos oscuros días de los años 70.
Un titiritero abriga a la niña
en su extrañamiento
Los autómatas
En otro retablo, con invariables movimientos que no permiten avanzar, se ubican cuatro autómatas, hermanados de a dos. Se manipulan desde sus cabezas hilvanadas con alambre, mientras sus piernas giran en falso sobre maquinarias articuladas. Son jóvenes con rostros inexpresivos; sus brazos rodean encomiendas, que serán arrebatadas. Ellos nos teatran en aquel pretérito. Otra vez, la metáfora se impone sobre la palabra.
Entrando en la dramaturgia, se infiere que la escritura diferente de las autoras contribuye a fragmentar aún más el relato. En línea con esto, se suman voces en off de aquellos que sobrevivieron y breves lecturas a cargo de los actores que, a modo de canon, descubren cartas. Lo epistolar también documenta. El canto puntual de Mariana Trajtemberg es el grito o el llanto que posiblemente, se acalla en la platea.
Sobre el final, se proyecta la imagen de los hermanos Scarpitto en la playa de su niñez, en su hermandad intacta con olor a mar. Partidas... es definitivamente, un profundo homenaje a los hermanos y hermanas partidos por la dictadura, tiene esa mirada, ese sentido y también, la honestidad de compartir con el público el proceso creativo. Videos y confesiones en escena lo sinceran durante el espectáculo, probablemente en el intento de decir cuán difícil es recobrar la memoria del horror cuando hemos sido parte. ⧫
👏IMBORRABLE
Por Patricia Lanatta
➥PARTIDAS EN JUEGO
Dramaturgia/ Julieta Grinspan, Nelly Scarpitto, Claudia Villalba
Intérpretes/ Julieta Alessi, Sebastián Pomiró, Daniel Scarpitto, Telma Skocznadek,
Mariana Trajtemberg
Luces/ Matías Noval
Realización de títeres y objetos/ El Nudo Cía. teatral, Alejandra Farley, Katy Raggi
Colaboración en video/ Clara Boffa
Audiovisuales/ Nelly Scarpitto
Música original/ José Ríos
Interpretación musical (piano)/ Jenny Rojkes Tellarini
Asistencia de dirección/ Jorge Piccardo
Puesta en escena y dirección/ Nelly Scarpitto
Funciones/
Sábados, 21:30 h. Hasta el 25/11/23
Espacio Cultural La Fragua/
Av. Rivadavia 4127, CABA
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