jueves, 19 de mayo de 2022

UN DÍA. UN CLIC


Actores en posición de ronda, con cajas en sus cabezas. El objeto ya se presenta en la escena. Son las puertas del personaje, las que deberá abrir para ser una mejor versión de sí mismo. El punto es si se atreverá. Narradora y música también visitan el escenario, mientras el público se va acomodando -parte del elenco lo asiste- en la sala 2 del Teatro Método Kairós. La música, por lo tanto, se ejecuta en vivo, con la participación de Amanda Querales en voz, guitarra y otros instrumentos de viento y percusión. La narradora comienza: cuenta, irrumpe en la escena, se incorpora y aleja de la acción dramática; son buenos recursos de la codirección. En la escena, los actores titiriteros animan a sus personajes: el señor Odio, el señor Amor y el resto de los muñecos del reparto. Son títeres de diversas técnicas: mixtas, bocones, fantoches, decididos a conquistar la platea. En el caso del protagonista y antagonista de la historia, corresponden al bunraku (teatro de marionetas japonés), donde dos o tres titiriteros articulan extremidades y cabezas, logrando naturalidad en la composición. 
La historia transcurre con gran ritmo, a lo largo de un día. Lo sabemos porque la relatora marca el paso del tiempo con un reloj, totalmente lejano al formato convencional. En cuanto al protagonista, se trata de un señor que más que odiar, no se deja querer. Enfáticamente, hace lo posible por evitar el mundo. Su madre, mujer bien particular, lo bautizó bajo ese nombre, inspirada durante un viaje a la India y anclada en una premisa bienintencionada.
El conflicto recrudece, precisamente cuando se muda al edificio su antítesis: el señor Amor, sólo dispuesto a hacer el bien. Nada lo asusta o enoja. Ninguna trampa lo espanta: ni las abejas africanas mortalmente venenosas -graciosos títeres que se bambolean a partir de un ramillete de varillas, que mueve la mano de una titiritera-, ni las abrazadoras llamas de un incendio intencional -otro procedimiento convincente, construido a puro movimiento de telas, a través de los cuerpos de los actores-. En este punto, el relato claramente atrapa al espectador. 

Hacia el ocaso del día, llega el clic para el personaje. La platea de los más pequeños lo lee con humor, como alguien a quien nada le viene bien, mientras que los más grandes -que pueden comprender los textos empapados de la reflexión amorosa- lo empiezan a mirar con empatía. Un racconto breve nos trae un fragmento de su infancia, una partida inesperada de Cupido...  
El señor Amor, incorruptible, descubre cartas que el señor Odio nunca abrió, porque su corazón literalmente estaba blindado. Tiempo atrás, su doctora -titere muy atractivo- escribirá en su historia clínica (sobre un teclado hecho con una simple huevera de cartón): "rara  enfermedad". La causa: ocultar sentimientos por siempre jamás. Esta escena es clave y relevante para la comprensión del personaje y, paralelamente, da cuenta del ingenio en la técnica elegida para validar emociones: una radiografía transparenta el latir de un corazón oscuro. 
La puesta acontece sin bache posible. No hay lugar para el aburrimiento. Por momentos, todo el elenco de Scenik-arte visita la escena para rescatar al personaje de su propia prisión. El retablo, sobre ruedas, permite ágiles cambios de escenografía. Hay, sin embargo, otros escenarios, planos y desplegables, donde títeres de pequeño tamaño, se asoman a su turno. Los miedos suben al escenario para ser transformados lúdicamente, y el final, haciendo gala del teatro en el teatro, depara sorpresa. 
Basada en el texto premiado del joven autor venezolano Oswaldo Maccio, la versión resulta una interesante adaptación para el teatro de títeres y objetos, con muy buenas actuaciones y una codirección inteligente. También, es una gran oportunidad para el encuentro con la música y los modos de ser de otra cultura. ⧫

👏 ATRAPANTE
      Por Patricia Lanatta
➤DOMINGOS, A LAS 15 H.
➤EL MÉTODO KAIRÓS (El Salvador 4530, CABA)

EL DÍA QUE CAMBIÓ LA VIDA DEL SEÑOR ODIO
Edad sugerida/ Desde 5 años.
Compañía/ Agrupación Scenik-arte
Adaptación del texto de Oswaldo Maccio/ Mariana Calderón, Vanessa León Linares
Intérpretes/ Milagros Duran, Lautaro Ayerdi, María Fernanda Esparza, Diana Carolina Martínez, Mariana Calderón
Técnicas/ Bunraku, fantoche, títere bocón, mixtas
Escenografía/ Yuruani Rodríguez
Objetos/ Yuruani Rodríguez, Carlos Enrique Vargas
Diseño y realización de vestuario, diseño de iluminación: Ingrid Ross 
Realización de títeres/ Milagros Duran, Vanessa León Limares, Ingrid Ross
Entrenamiento con títeres/ Vanessa León Linares
Música en vivo/ Amanda Querales
Diseño gráfico/ Wilfredo Parra
Utilería/ Alba Luna Pantin Rodríguez, Yuruani Rodríguez, Ingrid Ross
Asistencia de vestuario/ Milagros Duran
Asistencia de Producción/ Leonardo Luraghi
Asistencia de dirección/ Juan Salas
Producción general/ Mariana Calderón
Dirección de Arte/ Yuruani Rodríguez, Ingrid Ross
Dirección/ Mariana Calderón, Vanessa León Linares
Prensa/ Prensópolis

jueves, 12 de mayo de 2022

CUERPOS RESPLANDECIENTES

 

En el 2019, llega a las manos de Ana Alvarado el texto de Penner, comienza entonces, el intenso trabajo con los actores y objetos, que deberá atravesar la pandemia, sin pausa. Continúan trabajando y estrenan el material vía streaming, con funciones virtuales en el Teatro Payró. Es el 2022, el año que los (nos) encuentra en la presencialidad, en un escenario propicio para este espectáculo: el Espacio Experimental Leónidas Barletta (ex Teatro del Pueblo), que lo recibe en la Sala Inda Ledesma, con un público numeroso y deseoso de espectar un teatro que, a algunos espectadores no tan familiarizados con la poética de Alvarado, les puede resultar sorprendente y hasta perturbador, sin embargo, de a poco, van descifrando la teatralidad fascinante que propone y se dejan llevar lúdicamente. A Ana Alvarado le gusta jugar con la dramaturgia escénica, le encanta cruzarla con sus ideas propias. El texto de Gabriel Penner le ofrece una escritura intelectual y a la vez, abierta a la interpretación escénica. Bastó entonces, volcar toda su experiencia rica, consumada en el emblemático grupo El Periférico de Objetos y en una trayectoria que va aún más allá, y sumergirse en las profundidades del arte, la cultura, la cuestión teatral y la actuación para resignificarla, para jugar con todas las palabras, citas y didascalias. 
La puesta hace un recorrido amoroso por el universo kantoriano, en la presencia impactante de los maniquíes, en la falta de vida que instalan, en ese límite con la muerte que se respira.
Decía que algunos espectadores, menos avisados de su poética, ingresan más lentamente a la escena, pero definitivamente, quedan atrapados y entregados a las imágenes poderosas que despliega la puesta. En tanto que para el público más habituado a su teatro de objetos, impregnado de un texto no narrativo, el diálogo con el espectáculo le es más próximo y en ocasiones, divertido. Gabriella Gerdelics se luce en la escenografía, que muta de manera constante, en el vestuario y en la realización conjunta (Luciano Mansur y Pablo Maidana) de títeres y máscaras. Encontramos instrumentos de tortura, que entrelazan actores y muñecos. Los actores entran y salen de la escena; reclaman la mirada de un otro. Observamos también un intenso trabajo en los movimientos de los intérpretes. Un tratamiento necesario: había que sacudir estos cuerpos luego de la quietud, y lograr que volvieran a la escena con todo su esplendor. Labor conseguida.


El actor de reparto dice. "los cuerpos son archivo, documentos, registros, marcas en carne viva, que se pueden leer". Una venda recubre partes de su cuerpo, acaso marcas de tiempos pretéritos. 
Estamos asistiendo a un documental sobre el silencio, pero ¿cómo se lo construye en la escena? Al cabo de un tiempo, todos sabemos que se trata de despalabrar. Acudimos a una serie de fragmentos de situaciones. Hay en esos cuerpos, algo de ese vacío que aluden los textos beckettianos, hay también una comunión casi erótica entre intérpretes y muñecos, que ellos mismos articulan, y ese instante es bello, aunque no nos cuenten una historia. Los actores reclaman autoría, Por momentos, ordenan cambios de luz, como si se autopercibieran abandonados. Nada los contiene en un relato. La música, iluminación y vestuario van en la misma dirección. El silencio entonces, acaba siendo ese torrente de palabras sin sentido. Ellos no representan, manipulan objetos y son manipulados, y en ese espacio de luces y sombras, sus cuerpos resplandecen.
Claramente, para el espectador de los tiempos de la post pandemia, el silencio tiene aún una carga dolorosa. Cuando el sonido del aplauso lo estalla, la celebración de un lado y del otro del escenario es infinita. ⧫

👏 ESTREMECEDORA
      Por Patricia Lanatta

Viernes 13, 21 h.
➤ Espacio Experimental Leónidas Barletta (Roque Sáenz Peña 943)
➤ Estudiantes y jubilados en la boletería del https://www.centrocultural.coop/

➥ PIEZA PARA MANIQUÍES Y UN ACTOR DE REPARTO (DOCUMENTAL SOBRE EL SILENCIO)
Dramaturgia/ Gabriel Penner 
Intérpretes/ Pablo Maidana (actor titiritero), Luciano Mansur, Guillermo Tassara
Diseño de escenografía y vestuario/ Gabriella Gerdelics
Realización de títeres y máscaras/ G. Gerdelics, Pablo Maidana y Luciano Mansur
Diseño sonoro y música original/ Cecilia Candia 
Iluminación/ Malena Miramontes Boim 
Diseño de movimiento/ Soledad Pérez Tranmar 
Fotografía/ Florencia Mansur, Lorena Paeta
Prensa y redes sociales/ Prensópolis 
Producción ejecutiva/ Cristina Sisca 
Asistencia de dirección/ Guillermo Echenique 
Dirección/ Ana Alvarado
Duración/ 50 minutos
Sala Inda Ledesma - Espacio Experimental Leónidas Barletta del Centro Cultural de la Cooperación