viernes, 6 de agosto de 2021

CON LA PROPIA IMAGINACIÓN

La obra comienza como su texto inspirador. El intérprete-narrador anticipa: “hay muchas cosas en la gran ciudad”. Casas, techos, edificios de oficinas, vendedores ambulantes, plazas, árboles, publicidad, colectivos, ladrones de bicicletas, niñas, niños, guardianes del orden, pararrayos que no funcionan… Y más. Vestido como un investigador policial, de impermeable y sombrero, introduce al galope de sus palabras (habla velozmente), el paisaje de la metrópoli. Sobre un viejo escritorio que opera como retablo, Cristian Palacios despliega la escenografía (bloques con dibujos y objetos pequeños), iluminada por dos lámparas de uno y otro lado, que se extienden para alumbrar distintos focos escénicos. El primero: la casa de Bilina, la niña protagonista de esta historia. Pronto, el público se encuentra en su cuarto, ciertamente extravagante. En él conviven una familia de murciélagos, una pareja de tarántulas carnívoras, una biblioteca con literatura de terror, espejos que deforman realidades, un poster de King Kong, un cuadro de la condesa sangrienta y un globo terráqueo puesto al revés, entre otras rarezas.
Afuera, hay faroles que no iluminan y calles donde el miedo da el presente. De golpe, aparece fugazmente, Wimpy, un payaso de la televisión. De él sabemos a través de los malabares con pelotas, que ejecuta el actor, y de una cajita feliz. Enfáticamente, los objetos son los grandes protagonistas en esta obra. Tienen entidad a través del movimiento y la voz que les presta su único intérprete. Un trabajo convincente y multiplicador para cada uno de los personajes que anima.
Cada tanto, una melodía amable acompaña el relato y también se suman sonoridades inquietantes. La muerte acecha por ahí y el espectador se anoticia del asesinato de Wimpy. En un ataúd pequeño, el intérprete deposita todo lo que quedó de él: su diminuta nariz. Asistimos al funeral, al cortejo, en un camión de juguete. Los pequeños espectadores siguen el episodio con toda naturalidad.
En la habitación de la niña hay una cosa más: una caja de porcelana, que guarda una bailarina sin cabeza. Gira y gira al son de su música y será importante en esta historia.

 

La diferenciación como refugio
Bilina tiene 11 años y sueña de modo diferente a las niñas de su edad. Uno de sus sueños es cruzar la noche, transformada en murciélago, para visitar tumbas y bailar con los muertos. No le interesan las tareas domésticas, no le atraen las telenovelas, los chicos lindos; no le gustan los álbumes de figuritas ni tampoco, los caramelos. Y tiene un plan: hacer volar por los aires este mundo. La fastidia... Es más, está en pleno armado de una bomba termonuclear… Para esta tarea, el actor-narrador opera artilugios típicos de un laboratorio, que generan más de una sorpresa.
Las cosas que la molestan van in crescendo. Por empezar, sus tutores: una tía-mamá y un tío-papá. Él es un gran gruñón, construido a partir de grandes ojos que se asoman de un megáfono, un control remoto de TV y un diario. Ella es una cartera de la que cuelga un collar de perlas. A veces añade una escoba, que marca su obsesión por la limpieza. Otras, una bandeja con desayuno ‘diet’, todo de color rosa. No parecen escuchar a su sobrina-hija, por el contrario, pretenden cambiarla, sin resultado a la vista. 
Bilina detesta, además, ir a la escuela en micro escolar. Llega entonces, una escena altisonante: el viaje de ida al cole. Palacios proyecta diversas voces de niños y niñas gritones, además de la del conductor, en contraste, apagada. Mueve los objetos: latas de distinto tamaño, con caras (un trabajo de diseño ingenioso), los desplaza de un lado a otro, hacia arriba y abajo. De vuelta, les presta su voz y simplemente son personajes de eficaces caracterizaciones. El movimiento precipitado y la falta de diálogos permiten al espectador imaginarlos. 
Al giro de un bloque, la escenografía nos sitúa en el aula. La obra está poblada de una sucesión de objetos-personajes compatibles con los del mundo lúdico de los niños, completamente alejados de los estereotipos. Aparece el soldado-profesor, insufrible. Es un zapato, con moño, lentes y bigotes, y resulta altamente divertido para los espectadores.


Lo siguiente siempre supera lo anterior y esto otorga ritmo de suspenso. La escenografía e iluminación descubren la noche y debajo de la cama de la niña, aparece el cuco: armado con un saco de piel, sin rostro, y articulado como un títere de boca a partir de la manga. Claramente, la versión habla de los miedos que esconde la protagonista. De confrontarlos, domesticarlos, como en la vida misma.
La niña sale con un monstruo personal a cambiar el orden de la gran ciudad. A devorar a las madres que regañan a sus hijos, papás con poca paciencia, vecinas charlatanas, niños escandalosos, maestros intolerantes... Con un buen manejo del títere y los objetos, la operación escénica discurre con verosimilitud: el cuco se traga todo lo que Bilina niega y también, los devuelve a escena. La niña ya sabe que crecer es parte del juego.
Un rasgo sumamente interesante de esta versión es que el público nunca ve a la protagonista, sino a través de la propia imaginación. Es una decisión acertada que genera un espectáculo distinto, a la altura de espectadores que piden más de los personajes y sus historias.
Mundo Bilina resulta una lograda adaptación del texto homónimo del propio Cristian Palacios. Cuenta con la coproducción de las Compañías Nacional de Fósforos, Arde la Nona y Omar Álvarez Títeres, que vuelcan su conocimiento y experiencia en una versión para las nuevas infancias. 
Sugerida a partir de 6 años. 

👏 DISTINTIVA
      Por Patricia Lanatta


Actuación/ Cristian Palacios
Texto/ Cristian Palacios
Dramaturgia/ Cristian Palacios, Omar Álvarez y Micaela Picarelli
Dirección/ Omar Álvarez y Micaela Picarelli
Vestuario/ Cecilia Pallotto
Escenografía/ Azul Borenzstein, Marina Zanollo y Leticia Ragozzino
Diseño de Títeres y Objetos/ A. Borenzstein, O.  Álvarez y M. Picarelli
Realización de Títeres y Objetos/ M. Zanollo, L. Ragozzino y Alejandra Farley
Música Original/ Mariano Martínez
Diseño Gráfico/ M. Zanollo
Producción General/ Compañía Nacional de Fósforos, Compañía Omar Álvarez Títeres y Arde la Nona.
📌Funciones en agosto👇

Sábado 7, 15 h: Plaza Libertador General San Martín
Intendente Campos, Mitre, Pellegrini y Belgrano - Partido de San Martín/ Gratuita

Domingo 8, 15 h: Plaza Billinghurst 
Primera Junta, Moreno, San Lorenzo y Rivadavia - Partido de San Martín/ Gratuita

Sábado 14, 16 h: Travesía Teatro
El Macuru 162, Cdad. Evita - Partido de La Matanza

Viernes 20, 20 h: Centro Cultural Espacios
Witcomb 2623, Villa Ballester - Partido de San Martín 

Sábados 21 y 28 de agosto, y 4 de septiembre, 16 h: Hasta Trilce
Maza 177 - CABA